05.08.2013 Views

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

de que aquella noche ya no le sonsacaría nada más, que no debía<br />

esperar ninguna nueva revelación, se calló y le dijo:<br />

-Pobrecilla mía, ya sé que te he hecho sufrir mucho! Ya se<br />

acabó, ya no me volveré a acordar de eso.<br />

Pero Odette vio que se quedaba Swann con la mirada fija en las<br />

cosas que no sabía, en aquel pasado de su amor, que se<br />

presentaba a su memoria monótono y dulce porque era muy indeciso, y<br />

que ahora desgarró ella como una herida con la evocación de<br />

aquel minuto en la isla <strong>del</strong> Bosque, a la luz de la luna, la noche de la<br />

cena en casa de la princesa de los Laumes. Pero tan acostumbrado<br />

estaba Swann a considerar la vida como una cosa interesante y a<br />

admirar los curiosos descubrimientos que en su campo se hacen,<br />

que aun sufriendo hasta el punto de imaginarse que no podía resistir<br />

dolor tan grande, se decía: .Realmente, la vida es asombrosa y nos<br />

guarda sorpresas bonitas; el vicio está mucho más extendido de lo que<br />

la gente se figura. Aquí está esa mujer, en la que yo tenía<br />

confianza, tan sencilla y honrada, al parecer, normal y sana en sus<br />

gustos, aunque un poquito ligera, y por una <strong>del</strong>ación absurda la<br />

interrogo y lo poco que me confiesa revela muchas cosas más de las<br />

que se podían suponer. Claro es que no podía limitarse a estas<br />

desinteresadas reflexiones. Aspiraba a juzgar exactamente la<br />

importancia de lo que Odette le contara, para ver si podía deducir si<br />

esas cosas las había hecho muchas veces, y si era probable que se<br />

repitieran. Rumiaba las frases de ella: .Yo sabía adónde iba a parar;<br />

.Dos o tres veces.; .A mí no me la das.; pero estas frases, al<br />

reaparecer en la memoria de Swann, ya no iban desarmadas como<br />

antes: cada una llevaba su cuchillo y le asestaba nueva puñalada.<br />

Estuvo un rato, como un enfermo que no puede por<br />

menos de ejecutar a cada instante el movimiento que le da el<br />

dolor, repitiéndose:<br />

-No me quiero mover de aquí., .A mí no me la das; pero tan<br />

fuerte era el sufrimiento que tenía que pararse. Se maravillaba de<br />

que unas cosas que antes juzgaba él con ligereza y buen humor, se le<br />

aparecieron ahora tan graves como una enfermedad que puede<br />

matar. Claro que conocía a muchas mujeres a quienes podría haber<br />

encargado que vigilaran a Odette. Pero acaso no se colocaran en el<br />

mismo punto de vista con que él miraba esos actos y siguieran<br />

opinando de ellos lo mismo que Swann opinaba antes, en todo el<br />

voluptuoso curso de su vida; quizá le dijeran, riéndose: .Mira el<br />

tonto celoso que quiere privar de un gusto a los demás.. ¿Por qué<br />

misterioso escotillón, abierto de repente a sus pies, cayó él (que<br />

antes sólo sacaba <strong>del</strong> amor de Odette <strong>del</strong>icados placeres) en ese nuevo<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

310

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!