05.08.2013 Views

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Vi en el hueco de la escalera la luz que proyectaba la bujía de<br />

mamá. Por fin la vi a ella y eché a correr hacia sus brazos.<br />

<strong>En</strong> el primer momento me miró con asombro, sin darse cuenta de lo<br />

que pasaba. Luego, en su rostro se pintó una expresión de cólera; no me<br />

decía ni una palabra; en efecto, por cosas menos importantes que<br />

aquélla había estado sin dirigirme la palabra varios días. Si mamá<br />

me hubiera hablado, eso habría sido reconocer que se podía seguir<br />

hablando conmigo; y además me hubiese parecido aún más terrible<br />

cosa, como señal de que ante la gravedad <strong>del</strong> castigo que me esperaba,<br />

el silencio y el enfado eran pueriles. Una palabra hubiera sido la<br />

tranquilidad con que se contesta a un criado cuando ya está decidido el<br />

despedirlo; el beso que se da a un hijo cuando se le manda sentar<br />

plaza, beso que se le hubiera negado si todo se redujera a una<br />

desavenencia de dos días. Pero mamá oyó a mi padre subir <strong>del</strong> tocador,<br />

en donde estaba desnudándose, y para evitar el regaño que me echaría,<br />

me dijo con voz entrecortada por la cólera:<br />

«Anda, corre; por lo menos, que no te vea aquí tu padre<br />

esperando como un tonto». Pero yo seguía diciéndole: «Ven a la alcoba<br />

a darme un beso», aterrorizado al ver cómo subía por la pared el reflejo<br />

de la bujía de mi padre, pero utilizando su inminente aparición como un<br />

medio de intimidación, en la esperanza de que mamá, para que mi<br />

padre no me encontrara allí si ella seguía negándose, me dijera:<br />

«Vuelve a tu cuarto, que yo iré». Pero ya era tarde. Mi padre<br />

estaba allí, <strong>del</strong>ante de nosotros. Murmuré sin querer estas palabras, que<br />

no oyó nadie: «Estoy <strong>perdido</strong>».<br />

Pero no hubo nada de eso. Mi padre me negaba constantemente<br />

licencias que se me consentían en los pactos más generosos otorgados<br />

por mi madre y mi abuela, porque no daba importancia a los<br />

«principios» y para él no existía el «derecho de gentes». Por un motivo<br />

contingente, o sin motivo alguno, me suprimía a última hora un paseo<br />

tan habitual ya, tan consagrado, que no se me podía quitar, sin cometer<br />

dolo, o hacía lo que aquella noche, decirme que me fuera a acostar sin<br />

más explicaciones. Pero precisamente por carecer de principios (en el<br />

sentido que da a la palabra mi tía), tampoco tenía intransigencia. Me<br />

miró un momento, con cara de extrañeza y de enfado, y en cuanto<br />

mamá le explicó con unas cuantas frases embarulladas lo que había<br />

pasado, le dijo: «Pues mira, ya que decías que no tenías sueño, vete con<br />

él y estáte un rato en su alcoba; yo no necesito nada». Pero el que yo<br />

tenga o no sueño no tiene nada que ver. A este niño no se lo puede<br />

acostumbrar a...» «Si no es acostumbrarlo a nada .dijo mi padre,<br />

encogiéndose de hombros; ya ves que el niño tiene pena, el pobre tiene<br />

un aspecto atroz; no hay que ser verdugos. ¿Qué vas a sacar en<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

31

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!