05.08.2013 Views

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

de Swann, pero que le daba la dulzura de sentir que ella oía hablar de<br />

su amante de un modo muy halagüeño a ese amigo de ambos, a quien<br />

tanto estimaba Odette, y hasta su inteligencia puesta, casi enteramente,<br />

a la labor de combinar cada día una nueva intriga para que su presencia<br />

fuera necesaria, ya que no agradable a Odette; y pensó en lo que habría<br />

sido de él si le hubiera faltado todo eso, que de ser pobre, humilde y<br />

necesitado, teniendo que trabajar forzosamente, atado a unos padres o<br />

a una esposa acaso, no habría tenido otro remedio que separarse de<br />

Odette, y que ese sueño que acababa de asustarlo, sería cierto. Y se<br />

dijo:<br />

-Nunca sabemos lo felices que somos. Por muy desgraciados<br />

que nos creamos, nunca es verdad.. Pero calculó que esa existencia<br />

duraba ya unos años, que lo más que podía esperar es que durara toda<br />

la vida, que iba a sacrificar su trabajos, sus placeres, sus amigos, su<br />

vida entera, a la esperanza diaria de una cita que no le daba<br />

ninguna felicidad; se preguntó si no estaba equivocado, si lo que<br />

favoreció sus relaciones e impidió la ruptura no había perjudicado a su<br />

destino, y si no era el acontecimiento que debía desearse, ese de que<br />

tanto se alegraba, al ver que no pasaba de un sueño: la marcha; y<br />

se dijo que nunca sabemos lo desgraciados que somos, que por muy<br />

felices que nos creamos, nunca es verdad. Algunas veces tenía la<br />

esperanza de que Odette muriera sin sufrir, por un accidente cualquiera,<br />

ella que estaba siempre correteando por calles y caminos todo el<br />

día. Cuando la veía volver sana y salva, se admiraba de que el<br />

cuerpo humano fuera tan ágil y tan fuerte, de que pudiera desafiar y<br />

evitar tantos peligros como lo rodean (y que a Swann le parecían<br />

innumerables, en cuanto los calculó a medida de su deseo), permitiendo<br />

así a los seres humanos que se entregaran a diario y casi impunemente a<br />

su falaz tarea de conquistar el placer. Y Swann se sentía muy cerca de<br />

aquel Mahomet II, cuyo retrato, hecho por Bellini, le gustaba tanto, que<br />

al darse cuenta de que se había enamorado locamente de una de sus<br />

mujeres, la apuñaló, para, según dice ingenuamente su biógrafo<br />

veneciano, recobrar su libertad de espíritu. Y luego se indignaba<br />

de no pensar más que en sí mismo, y los sufrimientos suyos le<br />

parecían apenas dignos de compasión, porque tenía tan en tan poco la<br />

vida de Odette.<br />

Ya que no podía separarse de ella sin volver, al menos si la<br />

hubiera visto ininterrumpidamente, quizá su dolor habría acabado por<br />

calmarse, y su amor por desaparecer. Y desde el momento que ella no<br />

quería marcharse de París, Swann deseaba que no saliera nunca de<br />

París. Como sabía que su gran viaje de todos los años era el de agosto y<br />

septiembre, Swann tenía espacio para ir disolviendo con varios meses<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

300

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!