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Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

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-Yo le traeré a usted uno a <strong>tiempo</strong> para la reprise de los<br />

Denicheff, porque precisamente mañana almuerzo en el Elíseo y allí<br />

veré al prefecto de Policía.<br />

-¿Cómo en el Elíseo? -gritó el doctor Cottard con voz tonante.<br />

-Sí, estoy convidado por Grévy .contestó Swann un poco<br />

azorado por el efecto que hizo su frase.<br />

Y el pintor dijo a Cottard en tono de broma:<br />

-Le da a usted eso muy a menudo?<br />

Generalmente, después que le habían explicado la cosa.<br />

Cottard decía:<br />

-¡Ah!, ya, ya; está bien., y no daba más muestras de emoción.<br />

Pero aquella vez las últimas palabras de Swann, en vez de calmarlo,<br />

como de costumbre, llevaron al colmo su asombro de que una persona<br />

que cenaba a su lado, que no tenía cargo oficial, ni brillo social<br />

ninguno, se codeara con el presidente de la República.<br />

-¿Cómo Grévy, conoce usted Grévy? .dijo a Swann con la cara<br />

estúpida e incrédula de un municipal cuando un desconocido se le<br />

acerca diciéndole que quiere ver al presidente de la República, y<br />

que al comprender por estas palabras .cuál era la clase de persona que<br />

tenía <strong>del</strong>ante., como dicen los periódicos asegura al loco que lo van a<br />

recibir en seguida y lo lleva a la enfermería especial de la prevención.<br />

-Sí, lo trato un poco. Conozco a algún amigo suyo (y no se<br />

atrevió a decir que era el príncipe de Gales) y además allí se invita a<br />

mucha gente; no tienen nada de divertido esos almuerzos, no crea<br />

usted, son muy sencillos y no suele haber más de ocho comensales -<br />

respondió Swann, que quería borrar lo deslumbrante de aquella<br />

impresión que hizo en su interlocutor el que él se tratara con el<br />

presidente de la República.<br />

Y en seguida Cottard, tomando a pie juntillas lo que dijo<br />

Swann, adoptó la cosa muy corriente opinión de que ser invitado por<br />

Grévy era cosa muy corriente y nada apetecible. Y ya no se<br />

extrañó de que Swann, ni otra persona cualquiera, fuera al Elíseo, y<br />

hasta lo compadecía por ir a aquellos almuerzos que, según propia<br />

confesión <strong>del</strong> invitado, eran aburridos.<br />

-Ya, ya; está bien .dijo con el tono de un aduanero que<br />

desconfiaba un momento antes y que después de las explicaciones de<br />

uno, pone el visto y le deja a uno pasar sin abrir los baúles.<br />

-Ya lo creo que deben ser aburridos los tales almuerzos; ya<br />

necesita usted ánimo para ir .dijo la señora de Verdurin; porque el<br />

presidente de la República se le figuraba un pelma especialmente<br />

temible, que si llegara a emplear los medios de seducción y apremio<br />

que tenía a su disposición, con los fieles de los Verdurin, quizá los<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

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