05.08.2013 Views

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

-Yo no me había atrevido a decírtelo, pero ya lo había<br />

notado .contestó el marido. Y para el Año Nuevo siguiente, en vez de<br />

mandarle al doctor Cottard un rubí de 3.000 francos, diciéndole<br />

que no valía nada, le enviaron fina piedra reconstituida dándole a<br />

entender que no lo había mejor.<br />

Cuando la señora de Verdurin anunció que aquella noche<br />

iría Swann, el doctor exclamó . .¿Swann ?., con sorpresa rayana en la<br />

brutalidad, porque la novedad más insignificante cogía siempre más<br />

desprevenido que a nadie a aquel hombre, que se figuraba estar<br />

perpetuamente preparado a todo. Y al ver que no le contestaban,<br />

vociferó: .Swann, ¿qué es eso de Swann?., en un colmo de ansiedad<br />

que se extinguió de pronto cuando le dijo la señora de Verdurin:<br />

-Es ese amigo de que nos ha hablado Odette.. .¡Ah, ya, ya!, está<br />

bien., contestó el doctor, ya tranquilo. El pintor se alegró de la<br />

presentación de Swann, porque lo suponía enamorado de Odette y a él<br />

le gustaba mucho favorecer relaciones. .No hay nada que me distraiga<br />

tanto como casar a la gente .confió al doctor Cottard, al oído.; ya he<br />

logrado muchos éxitos, hasta entre mujeres.<br />

Al decir a los Verdurin que Swann era muy smart, Odette les<br />

hizo temer que fuera un pelma. Pero, al contrario, produjo una<br />

excelente impresión, que tenía sin duda como la de sus causas<br />

indirectas, y sin que lo notaran ellos, la costumbre de Swann de<br />

pisar casas elegantes. Porque Swann tenía, en efecto sobre los<br />

hombres que no habían frecuentado la alta sociedad, por inteligentes<br />

que fueran, esa superioridad que da el conocer el mundo, y que<br />

estriba en no transfigurarlo con el horror o la atracción que nos<br />

inspira, sino en no darle importancia alguna. Su amabilidad, exenta de<br />

todo snobismo y <strong>del</strong> temor de aparecer demasiado amable, era<br />

desahogada, y tenía la soltura y la gracia de movimientos de esas<br />

personas ágiles cuyos ejercitados miembros ejecutan precisamente lo<br />

que quieren, sin torpe ni indiscreta participación <strong>del</strong> resto <strong>del</strong><br />

cuerpo. La sencilla gimnasia elemental <strong>del</strong> hombre de mundo, que<br />

tiende la mano amablemente cuando le presentan a un jovenzuelo<br />

desconocido, y que, en cambio, se inclina con reserva cuando le<br />

presentan a un embajador, había acabado por infiltrarse, sin que él lo<br />

advirtiera, en toda la actitud social de Swann, que con gentes de medio<br />

inferior al suyo, como los Verdurin y sus amigos, instintivamente<br />

tuvo tales atenciones y se mostró tan solícito, que, según los Verdurin<br />

indicaban, no era un .pelma.. Sólo estuvo frío un momento con el<br />

doctor Cottard; al ver que le hacía un guiño y que le sonreía con aire<br />

ambiguo, antes de que llegaran a hablarse (mímica que Cottard llamaba<br />

.dejar llegar.), Swann, creyó que quizá el doctor lo conocía por haber<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

171

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!