05.08.2013 Views

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Y, arrastrada por lo sincero de su convicción, y sin poner<br />

ninguna mala intención en aquellas palabras que tomaba sólo en el<br />

sentido que se emplea para hablar <strong>del</strong> afecto que se tienen dos<br />

amigos, dijo:<br />

-Lo adora a usted. Claro que eso no se podría decir <strong>del</strong>ante de<br />

ella, ¡buena la haríamos! Pero por cualquier cosa; por ejemplo, al ver<br />

un cuadro, decía: .Si él estuviera aquí, ya les diría si es auténtico o no.<br />

Para eso nadie como él.. Y a cada momento preguntaba:<br />

-¿Qué estará haciendo ahora? ¡Si trabajara un poco!<br />

Lástima que un hombre de tanto talento sea tan perezoso. (Usted me<br />

dispensará que hable textualmente.) Lo estoy viendo en este<br />

momento: está pensando en nosotros, se pregunta por dónde<br />

andaremos. Y tuvo una frase que a mí me gustó mucho; la señora de<br />

Verdurin le dijo:<br />

-¿Cómo es posible que vea usted lo que está haciendo en este<br />

momento, si estamos a ochocientas leguas de él?..<br />

Y Odette respondió:<br />

-Para la mirada de una amiga no hay imposibles.. No se lo juro<br />

a usted, no se lo digo para halagarlo, tiene usted en Odette una<br />

amiga como hay pocas. Y además, es usted el único, se lo digo por si<br />

no lo sabe. El otro día, cuando nos íbamos a separar, me lo decía la<br />

señora de Verdurin (porque ya sabe usted que cuando nos vamos a<br />

separar se habla con más confianza):<br />

-.No es esto decir que Odette no nos quiera; pero todo lo que le<br />

digamos nosotros no pesa nada junto a cualquier cosa que le diga<br />

Swann.. ¡Ay!, ya para el conductor.<br />

Charlando con usted iba a pasarme de la calle Bonaparte...<br />

-Quiere usted hacerme el favor de decirme si mi pluma no<br />

está caída?...<br />

Y la señora <strong>del</strong> doctor sacó de su manguito, para ofrecérsela a<br />

Swann, una mano de la que se escapaba un billete de<br />

correspondencia, una visión de vida elegante que se difundió por todo<br />

el ómnibus, y un olor de tintorería. Y Swann sintió hacia aquella dama<br />

una simpatía desbordante, y lo mismo por la señora de Verdurin (y casi<br />

casi por Odette, porque el sentimiento que ésta le inspiraba ahora, como<br />

ya no iba teñido de dolor, no era amor), mientras que desde la<br />

plataforma la vio entrarse valerosamente por la calle Bonaparte con<br />

la pluma <strong>del</strong> sombrero bien tiesa, recogiéndose la falda con una mano,<br />

llevando en la otra el paraguas y el tarjetero de modo que se vieran bien<br />

las iniciales, mientras dejaba balancearse el manguito.<br />

Para competir con los sentimientos enfermizos que Odette<br />

inspiraba a Swann, la esposa <strong>del</strong> doctor, con terapéutica superior a la de<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

318

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!