05.08.2013 Views

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Si el <strong>tiempo</strong> estaba malo, ya desde por la mañana mis padres<br />

renunciaban al paseo, y yo me quedaba sin salir. Pero luego me<br />

acostumbré a irme yo solo aquellos días por el lado de Méséglise la<br />

Vineuse, en el otoño que fuimos a Combray con motivo de la<br />

testamentaría de mi tía Leoncia; porque mi tía Leoncia había muerto al<br />

fin, dando la razón lo mismo a los que sostenían que su régimen<br />

debilitante acabaría por matarla, que a los que sostuvieron siempre que<br />

padecía una enfermedad orgánica nada imaginaria, y que tendría que<br />

rendirse a la evidencia de los escépticos cuando llegara a acabar con<br />

ella; su muerte no ocasionó gran pena más que a una persona; pero a<br />

ésa, tremenda, eso sí. Durante los quince días que duró la última<br />

enfermedad de mi tía, Francisca, no la abandonó un instante; no se<br />

desnudó, no permitió que la atendiera nadie más que ella, y sólo se<br />

separó <strong>del</strong> cadáver cuando recibió sepultura. Comprendimos entonces<br />

que aquella especie de terror en que Francisca viviera a las malas<br />

palabras, a las sospechas y, a los arrebatos de cólera de mi tía,<br />

determinó en ella un sentimiento, que nosotros creíamos ser de odio, y<br />

en realidad era de amor y veneración. Su ama verdadera, la de las<br />

decisiones imposibles de prever, la de las argucias tan difíciles de<br />

evitar, la <strong>del</strong> bondadoso corazón que fácilmente se ablandaba, su<br />

soberana, su misterioso todopoderoso monarca, ya no existía. Y junto a<br />

ella, nosotros éramos muy poca cosa. Ya estaba lejos aquel <strong>tiempo</strong>,<br />

cuando empezamos a pasar los veranos en Combray, en que para<br />

Francisca poseíamos igual prestigio que mi tía. Aquel otoño se pasó<br />

todo en cumplir las formalidades indispensables, en conferencias<br />

con notarios y arrendadores, y mis padres no tenían ocio para salir,<br />

además de que el <strong>tiempo</strong> se prestaba poco a ello, y se acostumbraron a<br />

dejarme ir solo por el lado de Méséglise la Vineuse, arropado en<br />

un gran plaid, que me resguardaba <strong>del</strong> agua y que me echaba por los<br />

hombros con mayor gusto, porque sabía que sus rayas escocesas<br />

escandalizaban a Francisca, a quien nadie podría meter en la cabeza<br />

que el color de los vestidos no tiene nada que ver con el luto, y<br />

que, además, no estaba contenta con el género de pena que teníamos<br />

por la muerte de mi tía, porque no dimos banquete fúnebre, no<br />

adoptamos un tono de voz especial para hablar de ella, y porque yo<br />

hasta canturreaba alguna vez. Estoy seguro de que en un libro .y<br />

en esto me parecía a Francisca. esa concepción <strong>del</strong> luto .conforme al<br />

cantar de Roldán y a la portada de San Andrés <strong>del</strong> Campo, me<br />

hubiera parecido simpática. Pero en cuanto tenía al lado a Francisca<br />

me entraba un diabólico deseo de que montara en cólera, y aprovechaba<br />

el menor pretexto para decirle que yo sentía a mi tía porque era una<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

130

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!