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Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

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como descifrar textos, comparar testimonios e interpretar<br />

monumentos.<br />

Ya a punto de llamar a los cristales, tuvo un momento de rubor<br />

al pensar que Odette iba a enterarse de que había tenido<br />

sospechas, de que había vuelto a apostarse allí en la calle. Muchas<br />

veces le había hablado Odette <strong>del</strong> horror que tenía a los celosos y a los<br />

amantes que se dedican a espiar. Lo que iba a hacer era muy<br />

torpe y se ganaría su malquerencia de allí en a<strong>del</strong>ante, mientras<br />

que, en aquel momento, en tanto que no llamara, ella todavía lo<br />

quería acaso, aunque lo estaba engañando. ¡Y sacrificamos tantas<br />

veces a la impaciencia de un placer inmediato la realización de<br />

muchas posibles venturas!...<br />

Pero el deseo de averiguar la verdad era más fuerte, y le<br />

parecía más noble. Sabía que la realidad de las circunstancias, que él<br />

habría podido reconstituir exactamente, aun a costa de su vida, era<br />

legible detrás de aquella ventana, estriada de luz, como la cubierta<br />

iluminada de oro de uno de esos manuscritos preciosos de tanta<br />

belleza artística, que seduce hasta al erudito que los consulta. Y<br />

sentía una gran voluptuosidad en aprender la verdad, que le<br />

apasionaba en aquel ejemplar, único, efímero y precioso, de una<br />

materia translúcida, tan cálida y tan bella. Y, además, la superioridad<br />

que sentía .que necesitaba sentir. con respecto a ella, más que de estar<br />

enterado era de poder mostrar que lo estaba. Se empinó y dio un<br />

golpe. No oyeron, y entonces volvió a llamar, y la conversación<br />

cesó. Se oyó una voz de hombre, y Swann se fijó en ella, por si<br />

distinguía de qué amigo de Odette era, que preguntó:<br />

-¿Quién es?<br />

No estaba seguro de reconocer la voz. Volvió a llamar, y se<br />

abrieron los cristales, y luego los postigos. Ahora ya no había<br />

posibilidad de retroceder, y puesto que lo iba a saber todo, para no<br />

presentarse con aspecto de infeliz y de celoso con curiosidad, se<br />

limitó a gritar con voz alegre e indiferente:<br />

-.No, no se molesten; al pasar por ahí he visto luz, y se me ha<br />

ocurrido preguntar si estaba usted ya mejor.<br />

Alzó los ojos. Se habían asomado a la ventana dos caballeros<br />

viejos, uno de ellos con una lámpara en la mano; a la luz de la lámpara<br />

vio, dentro, una habitación que le era desconocida. Y es que,<br />

como tenía la costumbre, si iba a ver a Odette muy tarde de reconocer<br />

su ventana por ser la única que estaba encendida, se había equivocado,<br />

y llamó en una ventana de la casa de al lado. Pidió perdón, se<br />

marchó y se fue a su casa, contento de que la satisfacción de su<br />

curiosidad hubiera dejado su amor intacto, y de que, después de haber<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

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