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Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

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expresarlo distinto <strong>del</strong> de su mujer, pero tan sencillo y tan claro<br />

como el de ella. Apenas iniciaba los movimientos de cabeza y<br />

hombros propios de la persona que se desternilla de risa, se ponía a<br />

toser como si se hubiera tragado el humo de la pipa por reírse con<br />

mucha fuerza. Y, sin quitarse la pipa de la boca, prolongaba<br />

indefinidamente ese simulacro de hilaridad y de ahogo. Él y su<br />

mujer, que estaba enfrente oyendo contar una historia al pintor, y que<br />

en aquel momento cerraba los ojos, e iba a hundir el rostro en las<br />

manos, parecían dos caretas de teatro que expresaban de modo distinto<br />

el mismo sentimiento de jovialidad.<br />

Verdurin hizo muy bien en no quitarse la pipa de la boca,<br />

porque Cottard, que sintió necesidad de salir un momento, dijo a media<br />

voz una frasecita que había aprendido hacía poco y que repetía siempre<br />

que tenía que ir al mismo sitio: .Tengo que ir a dar un recadito<br />

al duque de Aumale., de modo que el acceso de tos volvió a empezar.<br />

-¡Pero, hombre, quítate la pipa de la boca, te vas a ahogar por<br />

querer contener la risa! -le dijo la señora, que se acercó al grupo<br />

para ofrecer licores.<br />

-Su marido es un hombre <strong>del</strong>icioso, tiene un ingenio que vale<br />

por cuatro -declaró Forcheville a la señora de Cottard.<br />

-Gracias, señora; un soldado viejo nunca dice que no a un trago.<br />

-Al señor de Forcheville le parece Odette encantadora -dijo<br />

Verdurin a su esposa.<br />

-Pues precisamente ella tendría mucho gusto en almorzar un día<br />

con usted. A ver cómo lo combinamos, pero sin que se entere Swann,<br />

porque tiene un carácter que lo enfría todo. Claro que eso no quita<br />

para que venga usted a cenar, naturalmente; esperamos que nos<br />

favorezca usted a menudo. Ahora, como ya viene el buen <strong>tiempo</strong>,<br />

vamos muchas veces a comer en sitio descubierto. ¿No le desagradan<br />

las comidas en el Bosque? Muy bien, pues eso. Pero, ¿eh?, se ha<br />

olvidado usted de su oficio .gritó al joven pianista para hacer<br />

ostentación al mismo <strong>tiempo</strong>, y <strong>del</strong>ante de un nuevo tan importante<br />

como Forcheville, de su ingenio y de su dominio tiránico sobre los<br />

fieles.<br />

-El señor de Forcheville me estaba hablando mal de ti .dijo<br />

la señora de Cottard a su marido cuando éste volvió al salón.<br />

Y el doctor, siempre con la obsesión de la nobleza de<br />

Forcheville, que le preocupaba desde que empezó la cena, le dijo:<br />

-Ahora estoy asistiendo a una baronesa, la baronesa de<br />

Putbus; parece que los Putbus estuvieron en las Cruzadas, ¿no?<br />

Tienen en Pomerania un lago donde caben diez plazas de la Concordia.<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

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