05.08.2013 Views

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

antes, porque por un descuido mío había <strong>perdido</strong> la partida, yo le pedía<br />

perdón, le preguntaba lo que tenía que hacer para que me quisiera tanto<br />

como antes, y más que a los demás amigos; deseaba que me dijera<br />

Gilberta que ya estaba todo arreglado, se lo suplicaba lo mismo que si<br />

ella pudiera modificar su afecto hacia mí, con arreglo a su voluntad o a<br />

la mía, por darme gusto, sólo con unas palabras que ella dijera, y<br />

según mi mala o buena conducta. ¿No sabía yo que el sentimiento<br />

que Gilberta me inspiraba en nada dependía de ella ni de mí, de sus<br />

acciones o de mi voluntad?<br />

Y aquel orden nuevo que dibujaba la obrera invisible me<br />

decía, por fin, que aunque deseemos que las acciones que no nos<br />

agradan en una persona no sean genuinamente suyas, sin embargo, se<br />

presentan con tan coherente claridad, que nuestro deseo nada<br />

puede contra ella, y esa claridad nos indica lo que habrán de ser las<br />

acciones de esa persona el día de mañana, aunque sean contrarias a<br />

nuestros deseos.<br />

Mi amor oía claramente esas palabras; lo convencían de que el<br />

día siguiente sería como los demás, de que el sentimiento que yo<br />

inspiraba a Gilberta, ya harto viejo para poder cambiar, era la<br />

indiferencia; que en mi amistad con Gilberta, todo el cariño lo ponía<br />

yo. .Es verdad .decía mi amor., de esa amistad no se puede sacar<br />

nada, no cambiará.. Y entonces, al otro día (si no esperaba a un día de<br />

esos que no son como los demás, el de Año Nuevo, el de una fiesta, el<br />

de un cumpleaños, días en que el <strong>tiempo</strong> vuelve a empezar, con<br />

pasos primeros, rechazando la herencia <strong>del</strong> pasado, sin aceptar de él<br />

otro legado que el de sus tristezas), pedía a Gilberta que renunciáramos<br />

a nuestra amistad de antes y echáramos los cimientos de una nueva<br />

amistad.<br />

Yo siempre tenía a la mano un plano de París, que me parecía<br />

un tesoro, porque en él podía distinguirse la calle donde habitaban los<br />

señores de Swann. Y por gusto, y por una especie de caballeresca<br />

fi<strong>del</strong>idad, a poco que viniera a cuento, pronunciaba el nombre de esa<br />

calle, tanto que mi padre, que no estaba enterado de mi amor, como mi<br />

abuela y mi madre, me preguntó:<br />

-.Yo no sé por qué estás siempre hablando de esa calle, no tiene<br />

nada de particular. Se debe de vivir bien allí, porque está a dos pasos<br />

<strong>del</strong> Bosque, pero también hay otras que les pasa lo mismo.<br />

Yo me las arreglaba para hacer pronunciar a mis padres, a<br />

cualquier propósito, el nombre de Swann; claro que mentalmente yo no<br />

dejaba de repetírmelo un momento, pero además necesitaba oír su<br />

<strong>del</strong>iciosa sonoridad y hacer que me tocaran esa música, con cuya muda<br />

lectura no me satisfacía. Ese nombre de Swann, aunque lo conocía yo<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

348

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!