05.08.2013 Views

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

existía, un placer que él iba creando, un placer .como siempre<br />

trascendía <strong>del</strong> nombre especial que le dio. totalmente particular y<br />

nuevo.<br />

Ahora, todas las noches, cuando la llevaba hasta su casa,<br />

Odette lo hacía entrar, y muchas veces salía luego en bata a<br />

acompañarlo hasta el coche, y lo besaba <strong>del</strong>ante <strong>del</strong> cochero,<br />

diciendo: .¿Y a mí qué? ¿Qué me importa la gente?.. Las noches que<br />

Swann no iba a casa de los Verdurin (cosa más frecuente desde que<br />

tenía más facilidad para verla). Odette le rogaba que pasara por su casa<br />

antes de recogerse, sea la hora que fuere. Por entonces era primavera,<br />

una primavera helada y pura. Al salir de alguna reunión mundana,<br />

Swann montaba en su victoria, se echaba una manta por las piernas,<br />

contestaba a los amigos que lo invitaban a marchar juntos que no iba<br />

por el mismo camino, y el cochero, que ya sabía adónde tenía que<br />

ir, arrancaba a gran trote. Los amigos se extrañaban, y, en efecto,<br />

Swann ya no era el mismo. Ahora no se recibían cartas suyas pidiendo<br />

que le presentaran a una mujer. No se fijaba en ninguna, y ya no<br />

iba por los sitios donde suelen verse mujeres. <strong>En</strong> un restaurante <strong>del</strong><br />

campo, su actitud era ahora precisamente la contraria de aquella que<br />

antes lo daba a conocer, y que todos creían que le duraría siempre. Y es<br />

que una pasión acciona sobre nosotros como un carácter momentáneo y<br />

diferente, que reemplaza al nuestro verdadero y suprime aquellas<br />

señales externas con que se exteriorizaba. <strong>En</strong> cambio, era ahora cosa<br />

invariable que Swann, en cualquier parte que estuviera, no dejaba de ir<br />

a ver Odette. Recorría inevitablemente el espacio que lo separaba de<br />

ella; espacio que era como la pendiente misma, irresistible y rápida,<br />

de su vida. Realmente, muchas veces se entretenía hasta tarde en<br />

alguna casa aristocrática, y habría preferido volver derecho a su<br />

casa sin dar aquel largo rodeo y no ver a Odette hasta el otro día; pero<br />

el hecho de tener que molestarse a una hora anormal por causa de ella,<br />

de adivinar que los amigos, cuando se separaba de ellos, decían:<br />

-Siempre tiene que hacer; debe haber una mujer que lo haga ir a<br />

su casa a todas horas., le daba la sensación de que estaba viviendo la<br />

vida de los hombres que tienen un amor en su existencia, y que por el<br />

sacrificio que hacen de su tranquilidad y sus intereses a un<br />

voluptuoso ensueño, reciben, en cambio, una íntima <strong>del</strong>ectación.<br />

Además, sin que él se diera cuenta, la certidumbre de que<br />

Odette lo esperaba, de que no estaba con otras personas, que no<br />

volvería sin verla, neutralizaba aquella angustia, olvidada ya, pero<br />

siempre latente, que sintió la noche que le dijeron que ya se había<br />

marchado de casa de los Verdurin: angustia tan apaciguada ahora,<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

199

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!