05.08.2013 Views

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

marchar. ¿Si pudiera usted venir mañana temprano para poder hablar<br />

con usted?<br />

Con cara resplandeciente y saltando de alegría, me contestó:<br />

-Amiguito: esté usted tranquilo, porque mañana, no vengo;<br />

estoy convidada a una merienda magnífica; pasado mañana tampoco,<br />

porque voy a casa de una amiga, a ver la entrada <strong>del</strong> rey<br />

Teodosio, que será muy bonita, y al otro día iré a Miguel<br />

Strogoff; además, pronto llegará la Navidad y las vacaciones de Año<br />

Nuevo.<br />

Es posible que me lleven al Mediodía; yo me alegraría mucho,<br />

aunque entonces me perdería un árbol de Navidad. De todas maneras,<br />

aunque me quede en París, no vendré aquí, porque iré con mamá a<br />

hacer visitas. Bueno, adiós; me llama mi papá.<br />

Volví a casa con Francisca; las calles seguían empavesadas por<br />

el sol, como si ese día hubiera habido una fiesta y quedaran<br />

puestas aún las banderolas. Apenas si podía arrastrar las piernas.<br />

-No tiene nada de particular .dijo Francisca.; este <strong>tiempo</strong> no<br />

es natural, hace casi calor. Tiene que haber mucha gente enferma; allá<br />

en el cielo deben de andar con la cabeza un poco trastornada.<br />

Yo iba diciéndome para mí las palabras con que Gilberta<br />

expresó su radiante júbilo por dejar de ir a los Campos Elíseos, y<br />

contenía los sollozos. Pero ya el encanto que por simple mecanismo de<br />

funcionamiento llenaba mi ánimo en cuanto éste se ponía a pensar en<br />

Gilberta, la posición particular y única .aunque fuera triste en que me<br />

colocaba con respecto a Gilberta, el esfuerzo interno de reconcentrar mi<br />

mente, empezó a teñir aquella señal de indiferencia con un romántico<br />

colorido, y en medio de mis lágrimas se inició una sonrisa que era<br />

esbozo tímido de un beso. Y cuando llegó la hora <strong>del</strong> correo, me dije<br />

como todas las noches: Voy a recibir una carta de Gilberta; me dirá que<br />

no ha dejado de quererme un momento, explicándome las razones que<br />

haya tenido para ocultármelo hasta aquí, y por qué ha fingido que se<br />

alegraba de no verme, y cuál motivo tuvo para adoptar la apariencia de<br />

la Gilberta camarada de juego.<br />

Todas las noches me complacía en imaginarme la carta esa; se<br />

me figuraba que la estaba leyendo, me la recitaba frase a frase.<br />

De pronto me paré asustado. Acababa de ocurrírseme que si<br />

tenía carta de Gilberta no podía ser jamás aquella que yo me<br />

recitaba, porque ésa era una invención mía. Y desde entonces procuré<br />

desviar mi pensamiento de las palabras que me habría gustado<br />

que me escribiera, temeroso de que esas frases, que eran<br />

cabalmente las más deseadas, las más queridas de todas, se vieran<br />

excluidas <strong>del</strong> campo de las realizaciones posibles, por haberlas<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

345

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!