05.08.2013 Views

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

su admiración por el pequeño speeck <strong>del</strong> pintor, según él lo llamó.<br />

-¡Qué memoria y qué facilidad de palabra tiene -dijo a la señora<br />

de Verdurin, cuando hubo acabado el pintor.: he visto pocas parecidas!<br />

Caramba, ya las quisiera yo para mí. Él y el señor Brichot son dos<br />

números de primera; pero como lengua me parece que esto daría quince<br />

y raya al profesor. Es más natural, menos re<strong>busca</strong>do.<br />

Claro que se le escapan alguna palabras harto realistas, pero ahora<br />

gusta eso, y pocas veces he visto tener la sartén por el mango en una<br />

conversación tan diestramente, como decíamos en mi regimiento;<br />

precisamente en el regimiento tenía yo un compañero que este señor me<br />

recuerda un poco. Se estaba hablando horas y horas de cualquier cosa,<br />

de este vaso, ¡pero qué de este vaso, eso es una tontería, de la batalla de<br />

Warterloo, de lo que usted quiera!, y a todo eso soltándonos<br />

ocurrencias graciosísimas. Swann debió conocerlo, porque estaba en<br />

el mismo regimiento.<br />

-¿Ve usted muy a menudo al señor Swann ? -inquirió la<br />

señora de Verdurin.<br />

-No -contestó Forcheville; y como quería congraciarse con<br />

Swann para poder acercarse a Odette más fácilmente, quiso<br />

aprovechar la ocasión que se le ofrecía de halagarlo hablando de sus<br />

buenas relaciones, pero en tono de hombre de mundo y como en son de<br />

crítica, sin nada que pareciera felicitación por un éxito inesperado-. No,<br />

nos vemos muy poco, ¿verdad, Swann? ¡Cómo nos vamos a ver! Este<br />

tonto está metido en casa de los La Trémoille, de los Laumes, de toda<br />

esa gente. Imputación completamente falsa, porque hacía un año que<br />

Swann no iba más que a casa de los Verdurin. Pero el mero hecho<br />

de nombrar a personas no conocidas en la casa se acogía entre los<br />

Verdurin con un silencio condenatorio.<br />

Verdurin, temeroso de la mala impresión que aquellos nombres<br />

de pelmas, lanzados así a la faz de todos los fieles, debieron causar a su<br />

mujer, la miró a hurtadillas, con mirar henchido de inquieta<br />

solicitud. Y vio su resolución de no darse por enterada, de no tomar en<br />

consideración la noticia que acababan de comunicarle y de<br />

permanecer, no sólo muda, sino sorda, como solemos fingir cuando un<br />

amigo indiscreto desliza en la conversación una excusa de tal<br />

naturaleza que sólo el oírla sin protesta sería darla por buena, o<br />

pronuncia el nombre execrado de un ingrato <strong>del</strong>ante de nosotros; y la<br />

señora de Verdurin, para que su silencio no pareciera un<br />

consentimiento, sino ese gran silencio que todo lo ignora de las cosas<br />

inanimadas, borró de su rostro todo rasgo de vida y de motilidad; su<br />

frente combada se convirtió en un hermoso estudio de relieve, que<br />

ofreció invencible resistencia a dejar entrar el nombre de esos La<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

219

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!