05.08.2013 Views

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

determinada mujer, pero quedaban aún centenares de mujeres, y<br />

Swann comprendió la locura aquella que lo asaltó cuando, la noche<br />

que no encontró a Odette en casa de los Verdurin, empezó a desear la<br />

posesión de otro ser, que es siempre cosa imposible.<br />

Afortunadamente para Swann, debajo de aquellas penas nuevas que se<br />

le habían entrado en el alma como horda de invasores, existía un<br />

fondo de carácter más antiguo, más suave, trabajador silencioso,<br />

como las células de un órgano herido que en seguida se ponen a rehacer<br />

los tejidos lesionados o como los músculos de un miembro paralizado<br />

que tienden a recobrar el movimiento. Esos habitantes de su alma,<br />

los más antiguos y los más autóctonos, se entregaron con todas sus<br />

fuerzas a ese trabajo oscuramente reparador que da la ilusión <strong>del</strong><br />

descanso a un convaleciente, a un operado.<br />

Esta vez, al contrario de lo usual, esa quietud por agotamiento<br />

se produjo más bien en el corazón de Swann que en su cerebro. Pero<br />

todas las cosas de la vida que tuvieron existencia tienden a renacer, y lo<br />

mismo que un animal moribundo se agita otra vez a impulso de una<br />

convulsión que va se creía acabada, el mismo dolor volvió a<br />

trazar la misma cruz en el corazón de Swann, que ya parecía salvado.<br />

Acordóse de aquellas noches de luna, cuando reclinado en su<br />

victoria, que lo llevaba a la calle de La Pérouse iba cultivando<br />

voluptuosamente en su propio ser las emociones <strong>del</strong> enamorado, sin<br />

saber el envenenado fruto que fatalmente habrían de producir.<br />

Pero todos esos pensamientos duraron un secundo, el <strong>tiempo</strong> de<br />

llevarse la mano al corazón, de recobrar el aliento y de sonreír para<br />

disimulo de su tortura. Y volvió a las preguntas. Porque a sus celos,<br />

que se habían tomado más trabajo que aquel de que habría sido<br />

capaz un enemigo suyo, para darle el golpe y causarle el dolor más<br />

grande que sintiera, a sus celos no les parecía, aún que había sufrido<br />

bastante y querían herirlo más hondo. Y cual perversa divinidad,<br />

los celos, inspiraban a Swann y lo empujaban a su ruina. Si al<br />

principio su suplicio no se agravó, no fue por su culpa, sino de<br />

Odette.<br />

-Bueno, amiga mía, ya se acabó -le dijo-. ¿Era con una persona<br />

que yo conozco?<br />

-No, no, te lo juro; y, además, me parece que he exagerado; yo<br />

no he llegado a eso.<br />

Swann, sonriente, prosiguió:<br />

-¡Qué quieres!, es poca cosa eso, pero siento que no me puedas<br />

decir el nombre. Si pudiera representarme a la persona ya no volvería a<br />

acordarme de nada. Lo digo por ti, porque así ya no te molestaría. ¡Me<br />

calma tanto eso de representarme las cosas!... Lo horrible es lo que<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

308

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!