05.08.2013 Views

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

extremas <strong>del</strong>icadezas, no se vertía sobre lo demás, no se fundía con<br />

ello, permanecía circunscrito. Expuestos sobre aquel fondo de silencio<br />

que no absorbía nada, los rumores más lejanos, que debían venir de<br />

jardines situados al otro extremo <strong>del</strong> pueblo, percibíanse, detallados<br />

con tal «perfección», que ese efecto de lejanía parecía que lo<br />

debían tan sólo a su pianissimo, como esos motivos en sordina tan bien<br />

ejecutados por la orquesta <strong>del</strong> Conservatorio, que, aunque no perdamos<br />

una sola nota de ellos, nos parece oírlos fuera de la sala de conciertos, y<br />

que hacían a todos los abonados antiguos y también a las hermanas de<br />

mi abuela cuando Swann les daba sus billetes. aguzar el oído como<br />

si oyeran el lejano avanzar de un ejército en marcha que aun no<br />

había doblado la esquina de la calle de Trévise.<br />

Yo sabía que aquel trance en que me colocaba era uno de los<br />

que podrían acarrearme, por parte de mis padres, las más graves<br />

consecuencias, mucho más graves en verdad de lo que hubiera podido<br />

suponer ningún extraño, y que cualquier persona de fuera habría creído<br />

derivadas de faltas verdaderamente bochornosas. Pero en la educación<br />

que a mí me daban el orden de las faltas no era el mismo que en la<br />

educación de los demás niños, y me habían acostumbrado a poner en<br />

primera línea (sin duda por ser aquellas contra las cuales necesitaba<br />

precaverme más cuidadosamente) esas faltas cuyo carácter común<br />

era, según yo comprendo ahora, el que se incurre en ellas al ceder a un<br />

impulso nervioso. Pero entonces no se pronunciaba esa palabra, no<br />

se declaraba ese origen que pudiera hacerme creer que el sucumbir<br />

tenía excusa y que era incapaz de resistencia. Pero yo conocía muy bien<br />

esas faltas en la angustia que les precedía y en el rigor <strong>del</strong> castigo<br />

que llegaba después; y bien sabía que la que acababa de cometer era<br />

de la misma familia que otras, por la que fui severamente castigado,<br />

pero más grave aún.<br />

Cuando fuera a ponerme <strong>del</strong>ante de mi madre en el momento de<br />

subir ella a acostarse, y viera que me había estado levantado para<br />

decirle adiós, ya no me dejarían estar en casa, y al día siguiente me<br />

mandarían al colegio; era cosa segura. Pues bien; aunque tuviera<br />

que tirarme por la ventana cinco minutos más tarde, prefería hacerlo.<br />

Lo que yo quería era mi madre, decirle adiós, y ya había ido muy lejos<br />

por aquel camino que llevaba a la realización de mi deseo para<br />

volverme atrás.<br />

Oí los pasos de mis padres, que acompañaban a Swann, y<br />

cuando el cascabel de la puerta me indicó que acababa de marcharse,<br />

me puse a la ventana. Mamá estaba preguntando a mi padre si le había<br />

parecido bien la langosta y si el señor Swann había repetido <strong>del</strong> helado<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

29

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!