05.08.2013 Views

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

simpatía superficial y esa palabrería servil que impresionan<br />

favorablemente a un forastero, pero que muchas veces sirven de capa a<br />

una ineducable inutilidad.<br />

Cuando Francisca, después de cuidar que a mis padres no les<br />

faltara nada, subía por primera vez al cuarto de mi tía para darle la<br />

pepsina y preguntarle lo que iba a tomar de almuerzo, era muy raro que<br />

no fuera ya llamada a dar su opinión o alguna explicación concerniente<br />

a un acontecimiento de importancia:<br />

-Francisca, figúrese usted que la señora Goupil ha pasado a<br />

<strong>busca</strong>r a su hermana un cuarto de hora más tarde que de costumbre; por<br />

poco que se retrase en el camino no me extrañará que llegue a la iglesia<br />

después de alzar.<br />

-Si, no tendría nada de particular .contestaba Francisca.<br />

-Francisca, si llega usted a venir cinco minutos antes, ve usted<br />

pasar a la señora de Imbert, con unos espárragos dos veces más gordos<br />

que los de la tía Callot; a ver si por medio de su criada se entera usted<br />

de dónde los saca. Porque usted, que este año nos pone espárragos en<br />

todas las salsas, podría comprarlos de esos para nuestros huéspedes.<br />

-No tendría nada de particular que fueran de casa <strong>del</strong> señor cura<br />

-decía Francisca.<br />

- .No, Francisca, no pueden ser de casa <strong>del</strong> señor cura. Y sabe<br />

usted que no cría más que unos malos esparraguillos de nada.<br />

Y los que yo digo eran tan gruesos como el brazo. Es<br />

decir, no como un brazo de usted, claro, sino como uno de estos pobres<br />

brazos míos que este año aun han a<strong>del</strong>gazado más.<br />

-Francisca, ¿no ha oído usted el demonio <strong>del</strong> repique ese que me<br />

estaba partiendo la cabeza?<br />

-No, señora.<br />

-¡Ay, hija mía, ya puede usted decir que tiene una cabeza dura,<br />

y darle gracias a Dios! Era la Maguelone que ha venido a <strong>busca</strong>r<br />

al doctor Piperaud; salieron los dos en seguida y tomaron por la calle<br />

<strong>del</strong> Pájaro. Debe haber algún niño enfermo.<br />

-¡Vaya por Dios! .suspiraba Francisca, que no podía oír hablar<br />

de una desgracia sucedida a un desconocido, aunque fuera en la parte<br />

más remota <strong>del</strong> mundo, sin empezar a lloriquear.<br />

-Oiga, Francisca, ¿y por quién habrán tocado a muerto?<br />

¡Ah, sí, Dios mío, será por la señora de Rousseau! ¡Pues no me<br />

había olvidado que se murió la otra noche! ¡Ay, ya es hora de que Dios<br />

se acuerde de mí; desde la muerte de mi pobre Octavio no sé dónde<br />

tengo la cabeza! Pero le estoy haciendo a usted perder el <strong>tiempo</strong>.<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

47

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!