05.08.2013 Views

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

de un placer siempre idéntico. Ni siquiera existe, aislado, separado<br />

o formulado en la mente, como la finalidad que se persigue al acercarse<br />

a una mujer y como causa de la turbación previa que se siente. Apenas<br />

si pensamos en él como en un placer que ha de venir y le llamamos el<br />

encanto de esa mujer, el encanto suyo, porque no pensamos en<br />

nosotros, sino sólo en salir de nosotros. Esperado oscuramente,<br />

inmanente, oculto, lleva a tal grado de paroxismo en el momento en<br />

que se cumplen los demás placeres que nos causaron las miradas<br />

cariñosas y los besos <strong>del</strong> ser que está a nuestro lado, que se nos<br />

representa el placer ese como una especie de transporte de gratitud<br />

nuestra por la bondad de nuestra compañera y por su predilección por<br />

nosotros, que medimos por los beneficios y la dicha con que nos<br />

abruma.<br />

Pero en vano imploraba al torreón de Roussainville, y le<br />

pedía que me trajera a alguna niña de allí, como al único confidente que<br />

tuve pie mis primeros deseos, cuando desde lo más alto de<br />

nuestra casa de Combray, en aquel cuartito que olía a lirios, no veía en<br />

el cuadrado marco de la ventana entreabierta otra cosa que su torre,<br />

mientras que con las vacilaciones heroicas <strong>del</strong> viajero que<br />

emprende una exploración o <strong>del</strong> desesperado que va a suicidarse,<br />

desfallecido, iba abriendo en el interior de mi propio ser un camino<br />

desconocido, y que yo creía mortal, hasta el momento en que una señal<br />

de vida natural, como un caracol, se superponía a las hojas <strong>del</strong><br />

grosellero salvaje que llegaban hasta donde yo estaba. <strong>En</strong> vano le<br />

suplicaba ahora. <strong>En</strong> vano, recogiendo la llanura en mi campo<br />

visual, la registraba con mis ojos, que querían traerse de allí a una<br />

mujer. Me llegaba hasta <strong>del</strong> pórtico de San Andrés <strong>del</strong> Campo: nunca<br />

estaba allí esa moza que hubiera estado de haber ido yo con mi<br />

abuelo, y en la imposibilidad, por consiguiente, de trabar<br />

conversación con ella. Miraba tercamente el tronco de un árbol<br />

lejano, detrás <strong>del</strong> cual podría surgir la moza para venir a donde yo<br />

estaba: el horizonte escrutado seguía desierto; caía la noche, y sin<br />

esperanza ya fijaba yo mi atención como para aspirar, las criaturas que<br />

pudiere ocultar, en ese suelo estéril, en esa tierra exhausta; y<br />

ahora pegaba no de gozo, sino de rabia, a los árboles <strong>del</strong> bosque de<br />

Roussainville, aquellos árboles que no servían de refugio a ningún ser<br />

vivo, como si fueran árboles pintados en un panorama; porque sin<br />

poder resignarme a volver a casa antes de abrazar a la mujer de mis<br />

deseos, no tenía más remedio que emprender el camino de vuelta a<br />

Combray, diciéndome a mí mismo que cada vez disminuían las<br />

probabilidades de que la casualidad me la pusiera al paso. ¿Y me<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

134

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!