05.08.2013 Views

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

hasta en las más tristes circunstancias, con unas palabras más sentidas y<br />

un ademán más adecuado y discreto que Orsan. Tanto que no podía<br />

comprender el papel poco <strong>del</strong>icado que se atribuía a Orsan en las<br />

relaciones que tenía con una mujer muy rica, y cada vez que pensaba en<br />

él, Swann dejaba a un lado esa mala reputación inconciliable con<br />

tantas pruebas de <strong>del</strong>icadeza. Un momento después sintió que se le<br />

oscurecía la inteligencia y se puso a pensar en otra cosa para recobrar<br />

su lucidez. Luego tuvo el valor de volver sobre esas reflexiones.<br />

Pero antes no podía sospechar de nadie, y ahora sospechaba de<br />

todo el mundo. Después de todo, Charlus lo quería, tenía buen corazón,<br />

sí; pero era un neurótico, y aunque quizá el día de mañana se echaría a<br />

llorar si le decían que Swann estaba malo, hoy, por celos, por rabia, por<br />

cualquier idea repentina, podía haber deseado hacerle daño. <strong>En</strong> el<br />

fondo, esta clase de hombres es la peor de todas. Claro que el príncipe<br />

de los Laumes no quería a Swann tanto como Charlus, ni mucho<br />

menos. Pero precisamente por eso no tenía con él las mismas<br />

susceptibilidades, y aunque era un temperamento frío, tan incapaz<br />

era de grandes acciones como de villanías. Swann se arrepentía de no<br />

haber dado la preferencia en la vida a seres así. Pensaba después que lo<br />

que impide a los hombres hacer daño es la bondad, y que en el fondo él<br />

no podía responder más que de naturalezas análogas a la suya, como<br />

era, en cuanto a los sentimientos, la <strong>del</strong> barón de Charlus. Sólo la idea<br />

de hacer daño a Swann lo habría sublevado. Pero con un hombre<br />

insensible, de otro genio, como el príncipe de los Laumes, era<br />

imposible prever a qué actos podían arrastrarlo diversos móviles. Lo<br />

principal es tener buen corazón, y Charlus lo tenía. Tampoco le faltaba<br />

a Orsan, y sus relaciones cordiales, aunque poco íntimas con Swann, se<br />

basaban, ante todo, en el gusto que tenían al ver cómo coincidían<br />

sus pensamientos en hablar juntos, y más se acercaban a un<br />

afecto tranquilo que el cariño de Charlus, capaz de entregarse a actos de<br />

pasión buenos o malos. Si había una persona que Swann comprendió<br />

que lo entendía y lo quería <strong>del</strong>icadamente, era Orsan. Sí; pero ¿y<br />

esa vida tan poco decente que hacía? Swann lamentó no haber tenido<br />

eso en cuenta, y haber confesado muchas veces en broma que nunca<br />

sentía simpatía y estima tan vivas como tratándose con un canalla.<br />

Por algo se decía ahora, los hombres han juzgado siempre<br />

a sus prójimos por sus actos. Eso es lo único que significa algo, y no lo<br />

que pensamos o lo que decimos. Charlus y el príncipe tendrán los<br />

defectos que se quiera, pero son personas honradas. Orsan no tiene<br />

ningún defecto, pero no es un hombre decente. Y quizá haya hecho una<br />

felonía más. Luego sospechó de su cochero Rémi, que no pudo haber<br />

hecho otra cosa que inspirar la carta; es cierto, y esa pista le pareció un<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

302

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!