05.08.2013 Views

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

-No, no vale la pena molestarse en pedirle que venga; se me<br />

debía haber ocurrido que hoy es el día que va al Hipódromo con su<br />

amiga.<br />

Hay que reservarse para las cosas posibles, y no perder el<br />

<strong>tiempo</strong> en pedir lo que ya sabemos que nos van a negar.. Y no sólo le<br />

parecía ineludible aquel deber que a Odette incumbía, y ante el<br />

cual se inclinaba Swann, de ir al Hipódromo, sino que ese<br />

carácter de necesidad que lo distinguía y legitimaba, hacía<br />

plausible todo lo que con el tal deber se refiriera de cerca o de lejos. Si<br />

por la calle se encontraba con un hombre que saludaba a Odette,<br />

despertando así los celos de Swann, Odette no tenía más que<br />

responder a las preguntas de su querido, relacionando la existencia <strong>del</strong><br />

desconocido con una de las dos o tres grandes obligaciones conocidas<br />

de Swann, diciendo, por ejemplo: .Es un caballero que estaba en el<br />

palco de mi amiga el otro día en el Hipódromo., explicación que<br />

calmaba las sospechas de Swann, porque, en efecto, no se podía evitar<br />

que la amiga invitara a su palco a otras personas además de Odette,<br />

personas que Swann nunca intentaba o lograba imaginarse. ¡Cuánto se<br />

habría alegrado de conocer a aquella amiga, de que lo invitara a ir con<br />

ellas al Hipódromo! Hubiera cambiado todas sus amistades por la de<br />

cualquier persona que tuviera costumbre de ver a Odette, aunque<br />

fuera una manicura o la dependienta de una tienda. Las habría<br />

obsequiado como a reinas. Porque le habrían dado el mejor calmante<br />

para sus penas al ofrecerle aquello en que ellas participaban de la vida<br />

de Odette. ¡Qué alegremente habría corrido a pasar el día en casa de<br />

aquellas gentes humildes, que Odette seguía tratando, ya fuera por<br />

interés, ya por sencilla naturalidad! De buena gana se iría a vivir para<br />

siempre a un quinto piso de una casa sórdida, donde Odette no lo<br />

llevaba nunca; pasaría por amante de la modistilla, y viviría con ella,<br />

con tal de recibir casi a diario la visita de Odette. Y habría aceptado una<br />

vida modesta, abyecta, pero dulcísima, preñada de calma y de felicidad,<br />

en uno de esos barrios.<br />

Sucedía a veces que, estando con Odette, se acercaba a ella<br />

algún hombre que Swann no conocía, y entonces podía observarse en<br />

el rostro de Odette la misma tristeza que aquel día que fue a<br />

verla su querido cuando Forcheville estaba en su casa. Pero era<br />

cosa rara; porque los días que, a pesar de sus quehaceres y <strong>del</strong> temor de<br />

lo que pensara la gente, accedía a ver a Swann, lo que dominaba en su<br />

porte era una gran seguridad; contraste, acaso revancha<br />

inconsciente o reacción natural, de la emoción miedosa que en los<br />

primeros <strong>tiempo</strong>s sentía a su lado, cuando empezaba una carta,<br />

diciendo: .Amigo mío: me tiembla tanto la mano que apenas si puedo<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

270

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!