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Librodot En busca del tiempo perdido I Marcel ... - Biblioteca Virtual

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quería a Odette, como tenía la costumbre de orientar hacia ella todos<br />

sus pensamientos, aquella compasión que él se inspiraba a sí mismo, se<br />

la consagró a ella, y murmuró:<br />

-¡Pobrecilla mía!<br />

Al marcharse, Odette cogió unas cartas que tenía en la<br />

mesa, y le preguntó si quería echárselas al correo. Se las llevó, pero al<br />

volver a su casa se dio cuenta de que tenía aún las cartas encima.<br />

Volvió hasta el correo, las sacó <strong>del</strong> bolsillo, y antes de echarlas miró a<br />

quién iban dirigidas. Todas eran para tiendas, menos una, que era<br />

para Forcheville. La tenía en la mano, diciéndose: .Si viera lo que hay<br />

dentro, me enteraría de cómo lo llama, <strong>del</strong> tono en que le habla, de si<br />

hay algo entre ellos. Quizá si no la miro cometa una in<strong>del</strong>icadeza con<br />

Odette, porque ésa es la única manera de quitarme de encima una<br />

sospecha, acaso calumniosa para ella, y que de todos modos<br />

siempre la hará sufrir, y será indestructible si dejo pasar esta carta sin<br />

verla.<br />

Del correo se fue a casa; pero se había quedado con esa<br />

carta. Como no se atrevió a abrirla, encendió una bujía y acercó el<br />

sobre a la luz. Al principio no pudo leer nada; pero el sobre era fino, y<br />

apretándolo contra la tarjeta dura que iba dentro, pude leer al<br />

trasluz las últimas palabras. Era una fórmula de despedida muy fría.<br />

Si en vez de ser él el que estaba mirando una carta<br />

dirigida a Forcheville, hubiera sido Forcheville el que mirara una carta<br />

dirigida a Swann, de seguro que habría leído palabras más cariñosas.<br />

Tuvo la tarjeta inmóvil un instante, y luego, como el sobre le<br />

venía muy ancho, empujó con el pulgar de modo que fueran<br />

pasando los distintos renglones por la parte no forrada <strong>del</strong> sobre, que<br />

era la única que se transparentaba.<br />

Pero no acababa de distinguir bien. Daba lo mismo, porque ya<br />

había visto lo bastante para comprender que se trataba de un<br />

hecho sin importancia, y que de ninguna manera se refería a sus<br />

relaciones, algo referente a un tío de Odette. Swann había leído el<br />

principio <strong>del</strong> renglón: .Hice bien en...; pero no sabía en qué había hecho<br />

bien Odette, cuando, de pronto, una palabra que al principio no pudo<br />

descifrar le aclaró el sentido de la frase: .He hecho bien en no abrir,<br />

porque era mi tío.. ¡No abrir! ¡De modo que Forcheville estaba en la<br />

casa cuando llamó Swann, y ella lo había hecho salir, y por eso se había<br />

oído ruido! <strong>En</strong>tonces leyó toda la carta; al final, Odette se excusara<br />

porque no había tenido más remedio que hacerlo marcharse<br />

precipitadamente, y le decía que se había dejado en su casa la pitillera,<br />

con la misma frase que escribió Swann una de las primeras veces que<br />

éste la visitó. Pero al escribir a Swann había añadido: .¡Ojalá se<br />

<strong>Librodot</strong> <strong>En</strong> <strong>busca</strong> <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>perdido</strong> I <strong>Marcel</strong> Proust<br />

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