Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10
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sale en la Biblia la palabra shalóm, «paz», que, cuando<br />
se trata de morir, significa todo eso.<br />
El añadido del v. 16 explica que, si la vuelta de<br />
Israel a Canaán no se realizó hasta la cuarta generación<br />
fue por la paciencia de Dios, que fue dilatando<br />
el castigo de los cananeos, cuyo pecado no llegó hasta<br />
entonces a su colmo. El tema de que Dios aniquiló<br />
a los aborígenes de Canaán por sus culpas se<br />
encuentra también en Dt 9,4-5; Lv 18,24-28; 20,22-<br />
24; 1 Re 14,24. Son textos de los que no anda muy<br />
lejos Gn 15,16.<br />
17. Este versículo describe por fin el rito que<br />
estamos esperando. Lo que ve Abram en medio de<br />
aquella pavorosa oscuridad es un horno humeante y<br />
una antorcha de fuego que pasan por entre los animales<br />
partidos. El humo y el fuego son signos que<br />
representan a Dios.<br />
18. Por si no lo habíamos entendido, este versículo<br />
interpreta el rito anterior: «Dios estableció<br />
(karat) con Abram una alianza (berit), diciendo: "A tu<br />
descendencia he dado esta tierra..."». También en Jr<br />
34,18-19 se define el rito semejante como karat berit.<br />
El término «alianza» nos puede sugerir un pacto<br />
bilateral. Pero en Gn 15,18 y Jr 34,18-19 no tiene ese<br />
sentido sino el de un compromiso que se sanciona<br />
mediante un rito con un juramento autoimprecatorio.<br />
En nuestro caso concreto Yahvé se compromete<br />
con Abram prometiéndole la tierra.<br />
«Desde el río de Egipto hasta el río Grande»: son<br />
los límites ideales de Israel (ver Dt 11,24; Jos 1,4).<br />
«El río Eufrates» es una glosa que entiende correctamente<br />
«el río Grande». «El río de Egipto» tiene que<br />
ser el que otras veces se llama «el torrente de Egipto»,<br />
que desemboca en el Mediterráneo a unos 75 km<br />
al sur de Gaza.<br />
19-21. Estos versículos contienen una larga lista,<br />
que recoge los nombres de todos los antiguos<br />
pobladores de Canaán que se mencionan en otros<br />
pasajes. Los «quenitas» nos son conocidos por la historia<br />
de Caín: eran pobladores del desierto al Sur de<br />
Judá (ver cap. 4); los «hititas» pueden ser restos de<br />
colonias del gran pueblo de Asia Menor que lleva ese<br />
nombre (ver cap. 23); los «refaítas» eran una población<br />
legendaria de TransJordania, famosa por su<br />
gran estatura (Dt 2,20-21; 3,11.13); los «amorreos»,<br />
sedimento de las grandes migraciones amorreas,<br />
habitaban la meseta; los «cananeos», cuando no son<br />
nombre genérico para todos los aborígenes de Palestina,<br />
son los que poblaban la costa y las llanuras; los<br />
«jebuseos» eran los habitantes de Jerusalén. De los<br />
«quenizitas», «cadmonitas», «perizitas» y «guirgasitas»<br />
no sabemos nada concreto. La lista sirve para<br />
subrayar el valor de la promesa de la tierra, que<br />
antes alojaba a tantos pueblos, todos los cuales tuvieron<br />
que ceder el terreno a los israelitas.<br />
Sentido. El mensaje de estos dos episodios de la<br />
historia de Abram está bien recogido en los dos<br />
comentarios del redactor antiguo:<br />
1) «y creyó él en Yahvé, el cual lo valoró como<br />
justicia». Ante todo, Abram es el padre de la fe. Confió<br />
en Yahvé y «esperó contra toda esperanza» (Rom<br />
4,18). Israel, como el patriarca, pasó por momentos<br />
en que la fe en Yahvé le resultaba difícil. En esos<br />
momentos le fortalecía el recuerdo de la fe de<br />
Abram, que tampoco le fue fácil. Y el saber que no<br />
hay nada que agrade tanto a Yahvé como el que se<br />
confíe en él.<br />
2) Yahvé comprendió el esfuerzo que tenía que<br />
hacer Abram para creer y le significó su decisión de<br />
cumplirle sus dos promesas, de la tierra y de la<br />
descendencia, con un rito impresionante por el que<br />
el mismo Yahvé se comprometía con juramento:<br />
«Aquel día estableció Yahvé una alianza con Abram,<br />
diciendo: "A tu descendencia he dado esta tierra"». En<br />
textos posteriores, el deuteronomismo usará para las<br />
promesas una fórmula estereotipada: «Yahvé juró a<br />
nuestros padres». Esas fórmulas tienen su base en<br />
este texto antiguo, en que no se usa la palabra, pero<br />
sí el rito del juramento.<br />
Se ha dicho que el capítulo debió de ser escrito<br />
en la situación extrema del exilio. Pero no da la<br />
impresión, en ninguna de las fases de su redacción,<br />
de una situación angustiosa, en la que el pueblo se<br />
tenía que agarrar desesperadamente a las promesas.<br />
Esa angustia no se advierte ni siquiera en los w. 13-<br />
16 2 .<br />
'Textos angustiosos son, por ej.: 2 Sm 7,18-29 y Sal 89,20-52<br />
respecto de las promesas a David.<br />
PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong> <strong>10</strong>5