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Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10

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¡I<br />

Abraham comienzan en hebreo por una serie de anacolutos,<br />

indicio de que ha llegado a la dificultad<br />

final: «Únicamente... si tú... ojalá... escúchame».<br />

16-18. Realización de la compraventa. Abraham,<br />

sin regateo alguno, toma de la palabra a Efrón,<br />

le pesa y entrega los 400 siclos de plata corriente en<br />

el mercado, teniendo por testigos a los hijos de Het.<br />

Esa falta de regateo, que parece imprescindible en<br />

un trato oriental, se debe interpretar como un rasgo<br />

de nobleza, pero no por sí mismo, sino porque significa<br />

la importancia que daba a que su difunta fuera<br />

sepultada en un terreno de su propiedad. En el v.<br />

17 se constata el hecho de la compraventa y se describe<br />

la finca con sus linderos con una precisión propia<br />

de una escritura de compraventa ante notario.<br />

Entonces no se hizo escritura alguna, pero el hecho<br />

era por sí mismo notorio y jurídicamente válido,<br />

pues se hizo en la reunión de todo el concejo de vecinos<br />

y de «todos los que entra(ba)n por la puerta», es<br />

decir, de todos aquellos vecinos del lugar que tenían<br />

acceso a la puerta en la que se celebraban las sesiones<br />

(ver 34,24). No se especifica que el campo es<br />

comprado exclusivamente como propiedad sepulcral,<br />

lo cual quiere decir que Abraham podía usarlo<br />

también para cualquier otro destino. Pero de hecho<br />

él no lo quería para ninguna otra cosa.<br />

19. Sepultura de Sara. Ahora ya por fin Abraham<br />

puede enterrar a su difunta en la cueva del campo<br />

que acaba de comprar.<br />

20. El colofón lo pone este v. 20: la narración<br />

muestra de qué manera lo que había sido un campo<br />

y una cueva propiedad de los hititas pasó a ser propiedad<br />

sepulcral de Abraham. Se recalca lo de «propiedad<br />

sepulcral». Abraham no labró aquella tierra,<br />

ni edificó allí una casa, ni plantó allí su tienda. <strong>Para</strong><br />

el autor sacerdotal aquella propiedad iba a servir de<br />

sepulcro, y sólo de sepulcro, también para otros<br />

patriarcas, hasta que Israel se posesionara de toda la<br />

tierra prometida: allí fueron sepultados el mismo<br />

Abraham (25,9), Isaac, Rebeca y Lía (49,30), y Jacob<br />

(50,13).<br />

Sentido. El relato quiere explicar cómo la cueva<br />

se convirtió en sepulcro de los patriarcas; pero no es<br />

144 PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong><br />

una simple etiología de un sepulcro. El relato tiene<br />

su meta más adelante.<br />

El texto no dice que Abraham pretendiera adquirir,<br />

con la disculpa de poder enterrar a su difunta, un<br />

trozo de aquella tierra, como si ello le diera derecho<br />

a posesionarse más tarde de todo el país. Nadie tiene<br />

derecho al todo porque posea la parte. Nunca se<br />

aduce en textos posteriores la propiedad de Macpelá<br />

como base jurídica o como punto de partida para las<br />

reivindicaciones de Israel sobre la tierra prometida'.<br />

Sólo se mantiene el derecho a sepultar allí a los<br />

patriarcas. A lo más aquella pequeña propiedad<br />

podía servir a quienes andaban por la tierra de<br />

Canaán como inmigrantes (17,8; 28,4; 37,1; 47,9),<br />

como de símbolo y primicia, quizás prenda, de la<br />

posesión de la tierra prometida.<br />

Si P se extiende tanto en una narración, que lo<br />

hace pocas veces, es porque quiere apoyar en ella una<br />

norma de conducta. El relato de la creación en el cap.<br />

1 está pensado en función del descanso sabático. La<br />

narración del diluvio conduce en P a la ley de la sangre.<br />

El cap. 17 prescribe la circuncisión como signo<br />

de la alianza. Gn 27,46-28,9 inculcará, con el ejemplo<br />

del matrimonio de Jacob, el matrimonio con mujeres<br />

de la misma raza. Ex 12-13 dará ocasión a las leyes<br />

sobre la Pascua y los primogénitos. La parte P en el<br />

relato del maná (Éx 16) orienta descaradamente la<br />

atención hacia el descanso sabático.<br />

¿A qué apunta Gn 23? Las palabras clave son<br />

«propiedad sepulcral» y «enterrar a su difunta». La<br />

compra de aquel terreno no supuso para Abraham<br />

ningún cambio en su estilo de vida, que siguió siendo<br />

el del pastor seminómada. No labró y sembró<br />

aquel campo que era suyo. Tampoco se apoyó en la<br />

propiedad de un terreno para reclamar derechos de<br />

vecindad o ciudadanía. Él no quería el terreno sino<br />

como propiedad sepulcral para enterrar a su difunta.<br />

No le interesaba una propiedad por sí misma;<br />

tampoco el simple hecho de enterrar a Sara, que lo<br />

' Por eso, no se puede decir que la compra fuera una falta de<br />

fe, como si Abraham quisiera asegurarse la posesión de la tierra<br />

prometida por sus propios medios. El narrador no indica de ningún<br />

modo que aquella acción de Abraham fuera vituperable, o<br />

que Dios la tuviera que enderezar. Al contrario.

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