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Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10

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cia de pueblo elegido ni la religión de Yahvé. Si se<br />

multiplican los matrimonios con gentiles, pronto<br />

Israel perderá su conciencia de pueblo y su religión.<br />

El ejemplo de los patriarcas, reinterpretado por P,<br />

era válido para la nueva situación creada. El matrimonio<br />

entre connacionales era, junto al sábado, la<br />

circuncisión (Gn 17) y quizás el sepulcro propio (Gn<br />

En su viaje desde Berseba a Jarán (v. <strong>10</strong>) pernocta<br />

Jacob en un lugar indeterminado, poniendo<br />

por cabezal unas piedras (v. 11). Tiene un sueño: una<br />

escalera apoyada en la tierra, cuya cima llega hasta<br />

Dueño de Jacot(Gn 28,<strong>10</strong>-22)<br />

23), uno de los puntales de la pervivencia del judaismo<br />

postexílico. Al servicio de esta idea, maneja P los<br />

datos tradicionales. Esconde discretamente las razones<br />

para evitar los matrimonios con las cananeas, y<br />

deja que la narración hable por sí misma: hay que<br />

buscar mujer del propio pueblo, aunque haya que ir<br />

a buscarla muy lejos.<br />

<strong>10</strong> Salió de Berseba y fue a Jarán. u Llegó a un lugar, y se quedó a pernoctar allí,<br />

porque ya se natía puesto el sol. Y tomó una de las piedras del lugar, se la puso por<br />

almohada, y se acostó en aquel lugar. Y tuvo un sueño: he aquí que una escalera<br />

estaña apoyada en la tierra, y su cima tocaba los cielos, y ne aquí que los ángeles de<br />

Dios subían y bajaban por ella. 13 Y he aquí que Yanvé estaba sobre ella, y le dijo: «Yo<br />

soy Yanvé, el Dios de Abraham tu padre y el Dios de Isaac. La tierra en que estás<br />

acostado te la daré a ti y a tu descendencia; y será tu descendencia como el polvo<br />

de la tierra y te extenderás al poniente y al oriente, al norte y al mediodía; y en ti se<br />

bendecirán todos los linajes de la tierra; y en tu descendencia. l Y mira que yo estaré<br />

contigo y te guardaré dondequiera que vayas y te devolveré a esta tierra. Porque<br />

no te abandonaré basta haber cumplido lo que te be dicho».<br />

Despertó Jacob de su sueño y dijo: «¡Realmente, está Yahvé en este lugar y yo<br />

no lo sabía!». 1 Y se asustó y dijo: «¡Qué terrible es este lugar! ¡No es otra cosa que<br />

la casa de Dios; ésta es la puerta del cielo!».<br />

Se levantó Jacob de madrugada, tomó la piedra que estaba allí como almohada,<br />

la erigió como estela y derramó aceite sobre ella por arriba.<br />

Y llamó a aquel lugar Betel (pero primitivamente el nombre de la ciudad era<br />

Luz).<br />

Jacob hizo un voto, diciendo: «Si Dios está conmigo y me guarda en este viaje<br />

que be emprendido, y me da pan que comer y ropa con que vestirme, y vuelvo en<br />

paz a casa de mi padre, Yahvé será mi Dios; y esta piedra que he erigido como estela<br />

será Casa de Dios; y de todo lo que me dieres, te pagaré fielmente el diezmo».<br />

el cielo, y «los ángeles de Dios» suben y bajan por<br />

ella (v. 12). Ve sobre la escalera a Dios, el cual se le<br />

presenta como Yahvé, el Dios de los padres, y le repite<br />

las promesas hechas a éstos de poseer la tierra, de<br />

PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong> 175

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