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Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10

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les su merecido. Imposible, dada la nobleza de espíritu<br />

de José, y dado que así esta historia habría sido<br />

de perdición y no de salvación, y no habría figurado<br />

en el Libro sagrado. Pudo declarárseles y perdonarles<br />

inmediatamente su pecado. Habría sido muy<br />

generoso de su parte, pero precipitado e ineficaz.<br />

Aquellos hermanos suyos ¿eran dignos de ese nombre<br />

o seguían siendo aquellos envidiosos y desalmados<br />

que lo habían vendido a él a unos extranjeros?<br />

¿Dónde estaba su hermano pequeño Benjamín? ¿No<br />

habrían hecho con él, por la misma envidia, lo mismo<br />

que hicieron con José?<br />

Se ha dicho que José comienza por dar rienda<br />

suelta a sus sentimientos de venganza, para luego<br />

dar paso a sentimientos más benévolos. No. De<br />

haber comenzado por vengarse, no habría habido<br />

lugar para esos mejores sentimientos. Desde el principio<br />

calculó la dureza de sus palabras y acciones, de<br />

tal manera que no sucediera nada que, por duro que<br />

fuera, no se pudiera olvidar cuando se alcanzara el<br />

fin dichoso.<br />

Dice el narrador que, cuando José oyó decir a sus<br />

hermanos que venían de Canaán a comprar grano,<br />

se acordó de sus sueños de antaño acerca de sus<br />

hermanos. Ahora iban a tener cumplimiento aquellos<br />

sueños: iban a experimentar a José como a un<br />

poderoso ante quien tenían que doblar la cerviz.<br />

<strong>Para</strong> estudiar sus reacciones y sacar con la mentira<br />

la verdad, les lanza una acusación falsa: «Sois<br />

espías. Venís a inspeccionar los puntos débiles (literalmente:<br />

«las vergüenzas») del país». No los trata de<br />

hermano a hermanos, sino de político a políticos.<br />

La acusación tiene sentido porque los límites del<br />

NE de Egipto estaban expuestos a ataques procedentes<br />

de Asia, y estaban vigilados y en parte guarnecidos.<br />

Pero no significa que por entonces se estuviera<br />

temiendo una invasión. La acusación de espionaje<br />

no obedece a una circunstancia histórica de Egipto,<br />

pero tiene una función cardinal en el relato.<br />

<strong>10</strong>-11. La única defensa que tienen es demostrar<br />

a aquel señor que ellos son una familia. Una familia<br />

no hace la guerra a Egipto, ni le interesa el espionaje.<br />

Nadie manda como espías a diez hermanos juntos.<br />

No somos un destacamento de soldados: «Somos<br />

hijos de un mismo padre». Sin duda José advierte que<br />

eso es verdad en lo que dicen y en lo que silencian:<br />

son de un mismo padre, pero de distintas madres.<br />

12-14. Precisamente porque con la falsa acusación<br />

empieza a conseguir que sus hermanos se sinceren<br />

con él y le cuenten la historia de su familia,<br />

insiste en la acusación. Estas repeticiones pueden<br />

ser atribuidas a diversas fuentes, pero pueden explicarse<br />

como simple recurso en estos interrogatorios:<br />

lo que el acusado no admite a la primera puede reconocerlo<br />

cuando se encuentra agotado por tanta insistencia.<br />

Con la repetición machacona el acusado pierde<br />

capacidad de resistir. Pero aquí todo eso es ficticio:<br />

se trata de hacer hablar a los hermanos.<br />

Éstos comprenden que su única defensa es insistir<br />

en que son una familia, dando más detalles.<br />

Sumisamente («tus siervos») le explican que son<br />

doce hermanos, hijos de un mismo padre, en<br />

Canaán; pero que faltan dos, el pequeño porque se<br />

ha quedado con su padre, y el otro porque «no está»<br />

o «no existe». ¡Qué eufemismo! ¡Qué manera de<br />

tapar una acción inconfesable! José podía haberles<br />

preguntado: «¿Cómo es eso tan raro de que "no existe?".<br />

¿Qué le ha pasado?». No lo hace, sino que la falta<br />

de reconocimiento de la culpa le hace dudar acerca<br />

de su hermano pequeño. Al parecer, él sí existe.<br />

Pero José no se fía. Por eso les pone una prueba de<br />

que no son espías que no tiene nada que ver con el<br />

espionaje, pero sí mucho con lo que José pretende:<br />

ver de nuevo vivo a su hermano Benjamín. Se quedarán<br />

todos presos menos uno, que volverá y traerá<br />

al hermano pequeño. Así se demostrará no sólo que<br />

no son espías, sino también que son verdaderos hermanos.<br />

José jura al modo egipcio: «Por vida del Faraón»<br />

(w. 15.16); pero la forma en que se expresa aquí es<br />

israelita (ver 2 Sm 15,21).<br />

18-20. Las pruebas a las que va sometiendo José<br />

a sus hermanos los van madurando. Seguramente ya<br />

en la cárcel se harían consideraciones semejantes a<br />

las de los w. 21-22. Pero aquéllas eran también pruebas<br />

para el mismo José, que lo iban madurando a él<br />

también. La primera prueba le pareció dura. Tras<br />

tres días de prisión, la cambia por otra: en lugar de<br />

PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong> 257

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