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Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10

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como cualquier otra que narre la historia posterior:<br />

es una narración simbólica, que, hablando de los orígenes,<br />

quiere describir y explicar la existencia humana<br />

de siempre. Adán aquí es padre y representante<br />

de todos los adamitas. Por su pecado se explica la<br />

situación de toda la humanidad; pero en su conducta<br />

podemos vernos reflejados todos sus hijos.<br />

Esos materiales usados, que no habían sido<br />

fabricados en Israel, sino que llevaban la marca de<br />

fábrica de pueblos politeístas, tenían que ser puestos<br />

al servicio de una idea totalmente israelita: Yahvé-<br />

Dios es absolutamente bueno; por consiguiente, no<br />

pueden atribuírsele los males que aquejan a la<br />

humanidad. Él no quería a la humanidad así. Fue el<br />

mismo hombre, una vez creado, el que hizo inviable<br />

el plan primero de Dios. Así pues, la idea de J es<br />

explicar el origen del mal haciendo culpable al hombre<br />

para dejar a Dios exento de toda culpa. Como ese<br />

mal afecta a toda la humanidad, no sólo a Israel,<br />

puso la culpa en aquella primera pareja de la que,<br />

según las ideas de su tiempo, procedía toda la<br />

humanidad. Así J, tan aficionado a las etiologías, da<br />

forma aquí a su más profunda narración etiológica,<br />

en la que no se trata ya del origen de algún invento<br />

cultural o del nombre de un lugar, sino del mismo<br />

origen del mal.<br />

No era fácil levantar un edificio de una línea tan<br />

israelita con materiales tan diversos y labrados para<br />

servir a otras ideas. Pero él se las arregló, quitándoles<br />

en cuanto era posible su marchamo politeísta,<br />

troceándolos y usando sólo los que le iban bien,<br />

tallándolos para que encajaran uno con otro, rellenando<br />

los espacios con piezas de su propia invención,<br />

creadas a imitación de las tradicionales.<br />

Así resultó una estructura que, vista de lejos,<br />

parece perfecta; pero, de cerca, muestra inevitables<br />

desajustes entre unas piezas y otras. No nos sorprenderemos<br />

de encontrar algunas incoherencias, o<br />

algunas frases que suenan duro a nuestros oídos.<br />

En líneas generales, el autor quiso contarnos dos<br />

cosas. La primera, cómo fue creado el hombre por<br />

Dios; la segunda, cómo el hombre se buscó la ruina<br />

desobedeciendo a Dios. Podía haber contado primero<br />

la creación del hombre y la mujer, y luego su caída,<br />

porque seguramente en los mitos se contaban<br />

3 2 PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong><br />

por separado. Pero él quiso sentar ya en la narración<br />

del cap. 2 los precedentes necesarios para la historia<br />

del pecado y de su castigo en el cap. 3: el hombre en<br />

el jardín, el árbol de la ciencia del bien y del mal; el<br />

árbol de la vida; el precepto de no comer del árbol.<br />

4b-7. La situación primitiva. Gramaticalmente,<br />

cabría puntuar estos versículos de forma que la apódosis<br />

de 4b se encuentre ya en el v. 5: «El día en que<br />

hizo Yahvé Dios tierra y cielos, no había aún en la tierra<br />

arbusto alguno del campo...». Pero parece mas<br />

correcto entender que los w. 5 y 6 son un paréntesis,<br />

y que la apódosis de 4b está en el v. 7: «El día en que<br />

hizo Yahvé Dios tierra y cielos, (...) formó Yahvé Dios<br />

al hombre con polvo del suelo...». Es igual para el sentido.<br />

Tampoco se puede pedir demasiado rigor sintáctico,<br />

dado que 4b es un empalme redaccional con<br />

el relato de 1,1-2,4a.<br />

¿Por qué dice que fue «YahvéElohim» el que creó<br />

cielos y tierra? El narrador sacerdotal en 1,1-2,4a<br />

decía «Elohim»; del autor J esperaríamos que dijera<br />

«Yahvé». En este capítulo, y sólo en él, se dice «Yahvé<br />

Elohim»: era una denominación desusada 1 . Sin<br />

duda fue un redactor el que, para evitar al lector el<br />

choque entre el «Elohim» del capítulo primero y el<br />

«Yahvé» del segundo y tercero, dijo «Yahvé Elohim»,<br />

para significar que se trataba del mismo Dios.<br />

5-6. Así estaba la tierra antes de la creación del<br />

hombre: «No había un solo arbusto, ni una hierba en<br />

el campo». Lo que se explica por dos razones: a)<br />

«Dios no había llovido sobre la tierra»; b) faltaba también<br />

«el hombre (adam) que cultivara la tierra (adamah)».<br />

Esa tierra habitable que nosotros conocemos<br />

no existía aún: era un puro desierto. Ni había vegetación<br />

en los montes y tierras sin cultivar, ni plantas en<br />

terrenos de cultivo. La falta de lluvia hacía imposible<br />

la vegetación selvática; y sin el hombre era imposible<br />

la labranza. El juego de palabras entre adam y<br />

adamah indica que el hombre y el campo están<br />

hechos el uno para el otro. La lluvia es concebida<br />

como un don directo e inmediato de Dios: Yahvé<br />

Dios no había llovido.<br />

También los mitos babilónicos que relatan los<br />

' Se encuentra también en Ex 9,30, probablemente por errata

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