Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10
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aquella disposición momentánea y seguramente<br />
pasajera de Esaú para sacarle un juramento inmediato<br />
e irreversible: «ahora mismo», repetido por dos<br />
veces. Luego ya es generoso en lo que no vale nada:<br />
además del guiso de lentejas le da pan.<br />
De paso se alude a otra etimología de Edom: «rojo»<br />
o «rojizo» se dice 'adóm. El color más parecido al<br />
de la piel de un beduino es el de un plato de lentejas.<br />
Esaú, todo feliz, como si no hubiera sucedido<br />
nada, «comió, bebió, se levantó y se fue»: la tranquilidad<br />
de la tienda no estaba hecha para él.<br />
Sentido. Pero, para quienes están en el secreto<br />
de la narración, por lo menos para el narrador y el<br />
lector, está en juego el dominio de un pueblo sobre<br />
otro. Y para quienes vienen leyendo toda la historia<br />
de los patriarcas, está en juego quién será el portador<br />
de las promesas divinas, el padre del pueblo que<br />
poseerá Canaán y en cuya numerosa descendencia se<br />
bendecirán todos los pueblos de la tierra. El padre de<br />
los israelitas muestra a sus hijos que un pueblo<br />
pequeño, pero que sabe lo que quiere y espera pacientemente<br />
la ocasión, consigue dominar al poderoso.<br />
Esta anécdota del plato de lentejas se atribuye<br />
justamente a E. Este narrador, siempre preocupado<br />
por la ética de las acciones de los patriarcas, no<br />
podía admitir que Jacob, instigado por Rebeca, se<br />
Isaac y Atimé lee (Gn 26)<br />
apropiara fraudulentamente de la bendición del primogénito,<br />
de una bendición que no le pertenecía,<br />
porque era de su hermano, como se contará luego en<br />
el cap. 27. Leído ese pasaje sin éste, Esaú había sido<br />
privado injustamente de la primogenitura. Leído<br />
después de éste, Jacob había adquirido legítimamente<br />
la primogenitura, porque la astucia en un<br />
comerciante era tenida más como virtud que como<br />
vicio. Pero Isaac seguía reconociendo a Esaú como<br />
primogénito. El engaño de Rebeca restituyó, aunque<br />
por caminos tortuosos, a Jacob en sus derechos de<br />
primogénito. Es lo que el narrador interpreta cuando<br />
dice que « (así) Esaú menospreció la primogenitura».<br />
Debía haber sabido lo que valía, sobre todo<br />
aquella primogenitura. En ese momento valía para<br />
él menos que un plato de lentejas. Luego lo lamentará,<br />
pero demasiado tarde. Lo comenta Heb 12,16-<br />
17: «Que no haya entre vosotros ningún [...] impío<br />
como Esaú, que por una comida vendió su primogenitura.<br />
Ya sabéis cómo luego quiso heredar la<br />
bendición».<br />
Así pues, esta breve historia tiene dos valores<br />
fundamentales. Uno como historia de salvación: las<br />
promesas se tenían que encauzar, de un modo u otro,<br />
hacia Israel. Otro en el orden moral: Hay que saber<br />
ponderar sosegadamente los valores permanentes<br />
del espíritu, aunque no sean inmediatos, y no dejarse<br />
arrastrar alocadamente tras los valores inmediatos<br />
pero pasajeros.<br />
/""} Z^ * Sobrevino hambre en el país (un hambre distinta de aquella primera, que<br />
¿L-\ \J tuvo lugar en tiempos de Abranam) y me Isaac a donde Abimélec, rey de<br />
los rilisteos, a Guerar.<br />
Y se le apareció Yahvé y le dijo: «No bajes a Egipto. Quédate en la tierra que yo<br />
te indicaré. Reside en esta tierra, y yo estaré contigo y te bendeciré; porque a ti y a<br />
tu descendencia be de dar todas estas tierras, y mantendré el juramento que juré a tu<br />
padre Abranam. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a<br />
tu descendencia todas estas tierras. Y por tu descendencia se bendecirán todos los<br />
pueblos de la tierra, en recompensa de que Abrabam escuchó mi voz y guardó mis<br />
advertencias, mis mandamientos, mis preceptos y mis leyes».<br />
PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong> 161