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Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10

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11,30-31; 1 Sm 1,11; 2 Sm 15,7-9): su intento puede<br />

ser el de prestigiar, remontándola a Jacob, una práctica<br />

muy importante en el santuario de Betel (y en<br />

cualquier santuario): los votos. El voto terminaría<br />

mucho más redondamente con: «Yahvé será mi Dios,<br />

y esta piedra que he erigido como estela será Casa de<br />

Dios». Pero se añade otro apéndice al apéndice: también<br />

la práctica de los diezmos era importante para<br />

un santuario, y concretamente para el de Betel.<br />

Amos da testimonio de que en su tiempo los fieles<br />

llevaban sus diezmos al santuario de Betel: «Id a<br />

Betel a rebelaros [...] llevad de mañana vuestros<br />

sacrificios, cada tres días vuestros diezmos» (Am<br />

4,4).<br />

Las condiciones que pone Jacob en su voto no<br />

hacen más que repetir lo que Yahvé le había prometido<br />

en el v. 15, añadiendo que no le falte ni el pan ni<br />

el vestido. Lo de volver a casa en paz sería esencial<br />

en cualquier voto antes de emprender un largo viaje<br />

(ver Jue 11,30-31; 2 Sm 15,7-9), quizás también lo<br />

del pan y el vestido.<br />

Su voto comprende tres promesas:<br />

1) «Yahvé será mi Dios». Es más que «Yo daré<br />

culto a Yahvé en este lugar», como en el voto de<br />

Absalón (2 Sm 15,7-9). «Yahvé será mi Dios» significa<br />

que para Jacob no habrá en adelante otro Dios<br />

que Yahvé. No debe extrañar que se ponga en boca<br />

de Jacob una decisión por Yahvé, cuando se debe<br />

suponer que ya antes estaba decidido por él. Ni es<br />

preciso pensar que el texto tiene que ser por ello muy<br />

primitivo. En época tardía se recordaba que los<br />

patriarcas en Mesopotamia «daban culto a otros dioses»<br />

(Jos 24,2). Parece como si fuera ésta la primera<br />

vez que Jacob conoce a Yahvé.<br />

2) «Esta piedra que he erigido como estela será<br />

Casa de Dios». Salvo que se trate de una idea muy<br />

primitiva de que las estelas eran la morada de los<br />

dioses, no se podrá entenderlo a la letra; habrá que<br />

interpretar: Esta piedra [con otras más que se añadirán]<br />

se convertirá en un santuario en que se dará<br />

culto al Dios Yahvé. Jacob cumplirá su voto en la<br />

persona de sus hijos los israelitas.<br />

3) «Y de todo lo que me dieres, te pagaré fielmente<br />

el diezmo». Puede ser una añadidura. Estaba<br />

hablando de Yahvé en tercera persona; ahora se diri­<br />

ge a él en segunda. ¿Estará tomado el giro del lenguaje<br />

cultual? La entrega de los diezmos, atestiguada<br />

para los santuarios de Betel y Guilgal por Am 4,4,<br />

se basa en un voto del patriarca Jacob. «De todo lo<br />

que me dieres» es una frase muy genérica, en la que<br />

todo tiene cabida.<br />

Sentido. 1) En sí misma sirve esta historia para<br />

evidenciar la sacralidad del lugar de Bet-El, señalado<br />

por Dios como Casa suya por el sueño de Jacob,<br />

marcado como lugar sagrado por la estela que el<br />

mismo patriarca plantó y consagró con aceite, designado<br />

como un lugar sagrado por antonomasia por el<br />

mismo nombre de la ciudad: «Casa de Dios». La relación<br />

entre la leyenda fundacional del santuario y el<br />

patriarca hubo de ser obra de los israelitas que<br />

daban culto a Yahvé en aquel santuario. Es importante<br />

notar que no tenemos ninguna otra narración<br />

en la que se asiente la santidad de un santuario en la<br />

actuación de un patriarca (salvo indirectamente la<br />

del santuario de Jerusalén en el episodio de Abraham<br />

con Melquisedec, Gn 14). El texto debe de tener<br />

su origen en el santuario de Betel.<br />

Esta relación de un patriarca con un santuario<br />

cuadra mejor en Jacob que en Abraham, demasiado<br />

nómada para condicionar su culto a un lugar determinado.<br />

Pero tampoco acaba de encajar con Jacob.<br />

Más bien refleja la situación de Israel después de la<br />

ocupación de la tierra.<br />

2) Pero el relato, tal como se encuentra ahora<br />

dentro del conjunto de la historia de Jacob, tiene una<br />

finalidad más trascendental: la de iluminar con la<br />

presencia de Dios todo el ciclo de Jacob en Mesopotamia,<br />

hasta su vuelta a Canaán. Todo lo sucedido<br />

allí resultaría opaco a la acción de Dios, si no fuera<br />

por este texto, que se sitúa al principio, y por otros<br />

pasajes situados hacia el fin (31,24.29.42; 32,<strong>10</strong>-<br />

13.23-33). Los w. 13-15 son decisivos: Dios asistirá a<br />

aquel Jacob que huye a Mesopotamia con lo puesto<br />

(«yo pasé este Jordán con sólo mi bastón», 32,11);<br />

por difícil que se ponga el cumplimiento de las promesas,<br />

Yahvé responde de que se cumplirán. Ese<br />

mensaje dirigido a Jacob, Israel lo entendía dirigido<br />

a sí mismo.<br />

3) Junto a estos propósitos importantes de Gn<br />

PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong> 179

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