Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10
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El capítulo entero es de P; se advierte por la confluencia<br />
de los siguientes indicios:<br />
a) El dato de la edad de Sara en el v. 1. b) «En tierra<br />
de Canaán» en los w. 2 y 19. c) «Los hijos de Het»<br />
(los hititas) como nombre genérico del conjunto de<br />
los habitantes de Palestina (ver 26,34; 27,46; y los<br />
textos que más adelante se refieren al cap. 23: 25,9-<br />
<strong>10</strong>; 49,29-32; 50,13). En otras fuentes del Pentateuco<br />
se menciona a los hititas junto a otros pueblos<br />
que precedieron a Israel en Canaán. El llamar así a<br />
las poblaciones cananeas parece un rasgo erudito<br />
propio de P. No sabemos qué relación tenían con el<br />
pueblo de Asia Menor llamado así, famoso durante<br />
el segundo milenio, d) «Forastero y residente», se usa<br />
como sinónimos en Lv 25,35.47; Nm 35,15 (P). e)<br />
Qiryat-'Arba no sale en ningún otro lugar del Pentateuco,<br />
salvo en Gn 35,27 (P) (Qiryat-ha'arba), donde<br />
se identifica con Mambré y con Hebrón. f) Macpelá<br />
se encuentra sólo en este cap. 23 y en las mencionadas<br />
referencias posteriores a él, todas de P.<br />
Estos datos son suficientes para eliminar cualquier<br />
duda sobre la pertenencia a P no sólo del marco<br />
genealógico, w. 1-2.19-20, sino también de la<br />
amplia narración que va desde el luto de Abraham<br />
por su difunta Sara hasta el enterramiento de ésta en<br />
la cueva del campo de la Macpelá. Puede parecer<br />
extraño que P, otras veces tan escueto y árido, aquí<br />
se explaye en una narración pausada y graciosa.<br />
Pero no es la única vez que hace lo mismo en la historia<br />
patriarcal; recordemos, por ej.: el cap. 17. Quiere<br />
decir que en la narración se contiene alguna norma<br />
de conducta que es importante para P.<br />
Pero ¿dónde se pudo inspirar P para una narración<br />
como ésta? Algunos hititólogos han creído descubrir<br />
en el diálogo un conocimiento de las instituciones<br />
jurídicas hititas, en las cuales pudo inspirarse<br />
P. Pero más fácil le sería al narrador tener conocimiento<br />
de diálogos similares babilonios, que los<br />
arqueólogos han hallado, pertenecientes a los siglos<br />
VII-V. Aunque también parece que semejantes regateos<br />
para la compraventa de un terreno se daban y<br />
se dan en cualquier cultura.<br />
Probablemente, ya en tiempo del narrador se<br />
señalaba en Hebrón el lugar de la tumba de los<br />
patriarcas.<br />
142 PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong><br />
El marco del capítulo es un retazo de una genealogía,<br />
con los años de vida de Sara, el hecho y<br />
lugar de su muerte, el hecho y lugar de su sepultura<br />
(w. 1-2.19). En ella se intercala una narración de<br />
cómo Abraham adquirió el terreno para enterrar a<br />
Sara (w. 3-18). Un colofón resume el capítulo (v. 20).<br />
La cosa sucede en Hebrón, ciudad de la que se da<br />
también el nombre antiguo (ver Gn 35,27; Jos 14,15;<br />
15,13; Jue 1,<strong>10</strong>): Kiryat Arbá, que significa «Ciudad<br />
de cuatro», pero se entiende como nombre de persona:<br />
la «Ciudad de Arbá», un personaje legendario.<br />
Está a 36 km al sur de Jerusalén. Según Nm 13,22<br />
fue fundada siete años antes que Tanis de Egipto.<br />
«Macpelá» viene de la raíz kpl, que significa<br />
«doblar» en los dos sentidos que tiene en castellano<br />
(«doblando» un papel se «doblan/duplican» las páginas).<br />
De donde el sustantivo Macpelá podría significar<br />
«Cueva Doble». Se suele identificar la cueva de<br />
la Macpelá con la gruta existente todavía hoy bajo la<br />
mezquita de Hebrón. En aquel emplazamiento se<br />
alzaba una basílica cristiana de la época de Justiniano.<br />
El cuadrilátero de sillares herodianos prueba<br />
que allí hubo un santuario judío en época precristiana.<br />
El recinto sagrado, jaratn, es objeto de especial<br />
veneración por los musulmanes; y está celosamente<br />
guardado.<br />
La narración consta de: 1) Trato de Abraham con<br />
los hititas, hasta llegar a un acuerdo sobre la compra<br />
de un lugar donde poder enterrar a Sara (3-15).<br />
2) Realización de la compraventa (16-18). 3) Enterramiento<br />
de Sara.<br />
3-15. El trato. Abraham se presenta modestamente<br />
ante los hijos de Het: él es un simple forastero<br />
que ha venido a residir entre ellos; no tiene ninguna<br />
propiedad ni la puede tener si ellos no se la<br />
conceden. Les pide, pues, que le den una pequeña<br />
propiedad, lo justo para enterrar a su difunta. Lo<br />
fundamental es que quiere enterrar a su difunta en<br />
un lugar de su propiedad. Literalmente dice: «Yenterraré<br />
a mi difunta [retirándola así] de mi presencia»:<br />
un cadáver es cosa impura que debe ser quitada de<br />
delante.<br />
Los hititas le responden extremando la cortesía:<br />
Abraham se ha presentado como un pobre foraste-