Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10
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i<br />
Dijo el Faraón a José: «Yo soy el Faraón: sin contar contigo no levantará nadie<br />
ni su mano ni su pie en todo el país de Egipto».<br />
El Faraón llamó a José Samat Panéaj y le dio por mujer a Asnat, bija de Poti<br />
Fera, sacerdote de On. Y José pudo circular por el país de Egipto.<br />
Tenía José treinta años cuando se presentó ante el Faraón, rey de Egipto, y salió<br />
José de delante del Faraón, y recorrió todo el país de Egipto.<br />
La tierra produjo con abundancia durante los siete años de abundancia, a puñados,<br />
y él bizo acopio de todos los víveres de los siete años en que bubo bartura en<br />
Egipto, y puso víveres en las ciudades: los víveres del campo que rodeaba a cada ciudad<br />
los ponía dentro de ella.<br />
José recolectó grano como la arena del mar, en gran abundancia, basta que bubo<br />
que desistir de contar porque era innumerable.<br />
A José le nacieron dos bijos antes de que llegase el año de bambre: se los dio<br />
Asnat, la bija de Poti Fera, sacerdote de On. Y José llamó al primogénito Manases,<br />
porque «me ba becbo Dios olvidar todo mi trabajo y toda la casa de mi padre».<br />
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Y al segundo lo llamó Erraím, porque «me ba becho rructiiicar Dios en el país de<br />
mi ailicción».<br />
Y se concluyeron los siete años de abundancia que hubo en el país de Egipto,<br />
y empezaron a llegar los siete años de hambre, como babía predicbo José. Y bubo<br />
hambre en todos los países; pero en todo el país de Egipto había pan.<br />
Y tuvo hambre todo el país de Egipto, y el pueblo clamó al Faraón pidiendo<br />
pan. Y dijo el Faraón a tod o Egipto: «Id a José: haced lo que él os diga». El hambre<br />
se extendió por toda la iaz de la tierra. Y José abrió todos los depósitos y abasteció<br />
de grano a Egipto. Y arreciaba el hambre en el país de Egipto; y de todos los<br />
países venían a Egipto para proveerse comprando grano a José, porque el hambre era<br />
dura por toda la tierra.<br />
Los sueños de los cortesanos del Faraón y su<br />
interpretación por José, su compañero de prisión,<br />
pudieron no servirle de nada a José: el jefe de escanciadores,<br />
restablecido en su oficio, no se acordó de<br />
él (40,23). Así pues, pasaron dos años, y José seguía<br />
en la cárcel (41,1). Pero dos años después también el<br />
Faraón vino a tener unos sueños, que nadie sabía<br />
interpretar, y entonces el jefe de los escanciadores se<br />
acordó del muchacho hebreo encarcelado que sabía<br />
descifrar sueños. Así el cap. 41 dará sentido al cap.<br />
40 dentro de la historia de José 1 .<br />
1 Los críticos literarios no se ponen de acuerdo sobre la for<br />
1-7. El primer sueño comienza de color de rosa.<br />
Una vez más, el Nilo es fuente de feracidad para<br />
Egipto: las vacas que pacen a su orilla están todas<br />
gordas y hermosas. Pero en seguida se oscurece el<br />
horizonte: tras las vacas gordas se presentan otras<br />
famélicas. Y absurdamente, las vacas flacas se comen<br />
a las gordas. No se sabe ya lo que sucede a las<br />
mación de este capítulo. Normalmente, toda la primera parte, por<br />
lo menos hasta el v. 30, como presupone el cap. 40, se atribuye al<br />
Elohísta (versión-Rubén); a partir de ahí los duplicados y disonancias<br />
indican la combinación de varias fuentes. P da el dato de<br />
que José tenía 30 años, trece después de su desgracia.<br />
PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong> 247