Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10

había ocurrido nada, ni había habido prisa para nada,
ahora es urgido a salir con premura del bór. una
cavidad que lo mismo puede ser una cueva que un
pozo; en cualquier caso, una cárcel espantosa (el
mismo término que en 40,15).
José se da cuenta de que puede tratarse de la única
oportunidad de su vida. Era importante la primera
impresión ante el rey. Sin dejarse llevar de la prisa,
se asea y se viste como conviene para una audiencia
ante el Faraón. El cambio de vestidos era como un
augurio del cambio de situación (como el de Joakín
en la corte babilónica, 2 Re 25,29). De ese momento
iba a depender el rumbo de toda la historia.
15-16. Inicialmente el Faraón no cree que José
difiera específicamente de los magos y sabios consultados
hasta ahora. Sólo que, siendo del mismo
oficio, es más entendido que ellos. «He oído decir de
ti que, si te cuentan un sueño, lo interpretas». El
Faraón exagera: parece como si la lengua materna
de José fuera el lenguaje de los sueños.
José responde al Faraón con respeto pero sin turbación.
Como si entendiera que estaba en juego, tanto
o más que su capacidad de interpretar aquellos
sueños, su categoría como persona. En su respuesta
da testimonio de su religiosidad, que ya antes había
quedado patente cuando rechazó la seducción de la
mujer de Putifar (39,9).
- «No por mérito mío»: esa alabanza no me
corresponde.
- «Dios responderá»: el Faraón obtendrá respuesta,
pero no de los sabios, ni de José, sino del mismo
Dios que ha infundido el sueño. Hay una diferencia
esencial entre la adivinación profesional y el carisma
divino de interpretación, sin técnica alguna.
- «Lapaz/prosperidad (shalóm) del Faraón». José
sabe, aunque todavía no conoce el relato de los sueños,
que la respuesta de Dios será un anuncio de
prosperidad. Josué tiene una visión prof ética del
futuro.
17-24a. Nueva descripción de los sueños. Si
antes el narrador se había limitado a los rasgos esenciales
(w. 1-7), ahora el Faraón subraya algunos
detalles que manifiestan la impresión que le han producido
los sueños: nunca había visto unas vacas tan
flacas (v. 19). En el v. 21 da un detalle que echábamos
de menos antes: parece que las vacas flacas, al
comerse a las gordas, tenían que engordar. Pues no:
siguieron tan flacas como antes. Es claro que al
Faraón le sonaban aquellos sueños a terrible amenaza.
Cualquier interpretación en esa dirección le
habría parecido normal.
25-31. La interpretación de José:
- Los dos sueños son uno solo, porque los dos
tienen un mismo sentido y una misma finalidad.
- Es un anuncio divino: Dios comunica al Faraón
lo que tiene dispuesto hacer.
- El número de siete significa siete años (no siete
días, como en los sueños de los cortesanos).
- Las vacas gordas y las espigas buenas anuncian
siete años de abundancia; las vacas flacas y las espigas
malas, siete años de hambre.
- Es decir, que llegan siete años de hartura en
todo Egipto, a los que seguirán siete años de tanta
hambre que no quedará ni memoria de los años de
hartura. A la interpretación sigue el anuncio de lo
que va a suceder. José anuncia rápidamente los años
de abundancia, para detenerse en la descripción de
los años de carestía.
- El haberse repetido el sueño significa que la
cosa es firme de parte de Dios, y que se va a apresurar
a realizarla.
Se puede discutir si la interpretación es parabólica
o alegórica. Lo que ocurre es que los sueños son
tan esquemáticos que casi todos sus rasgos tienen
algún sentido. La interpretación se parece a la de
una parábola con rasgos alegóricos.
Entre el v. 25b y el 28 hay una «inclusión» por la
repetición de la misma frase: «Lo que Dios va a hacer
se lo ha mostrado al Faraón».
33-36. En conjunto la interpretación de José se
parecía en todo a una profecía de desgracia, que no
estaba en consonancia con el v. 16: «Dios responderá
(anunciando) la prosperidad del Faraón». Pero Dios,
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