Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10
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4-13. Jacob envía mensajeros por delante, los<br />
cuales han de repetir a Esaú las palabras textuales de<br />
Jacob. Todo está ordenado a la «captatio benevolentiae»:<br />
«mi señor», «tu siervo». Despacha en una frase<br />
todo lo referente a su escapada a Mesopotamia y<br />
sus veinte años allí. «He residido con Labán», pero no<br />
quiere recordar por qué hubo de hacerlo. Tampoco<br />
importa por qué ha tardado tanto en volver. Lo<br />
importante es que sepa que vuelve cargado de riquezas,<br />
con lo que le insinúa que podrá hacerle un buen<br />
regalo, si es que logra hallar gracia a sus ojos'.<br />
La noticia de que Esaú en persona viene al<br />
encuentro de su hermano, pero con 400 hombres, es<br />
como para hacer temblar a Jacob. Entonces divide a<br />
su gente y ganado en dos «campamentos», para que,<br />
si Esaú ataca al uno, se salve el otro. Aquí aparece<br />
otra vez la etiología etimológica de Majanáyim: se<br />
llama así por los dos campamentos en que Jacob<br />
dividió a su gente. A juzgar por el relato del encuentro<br />
con Esaú en 33,1-<strong>10</strong> (también J), hay que entender<br />
que en uno de los grupos iba, con una parte del<br />
ganado, la gente menos allegada a Jacob, y en el otro<br />
sus mujeres y sus hijos. No separó los dos campamentos<br />
de tal manera que esperaran a la par la llegada<br />
de Esaú, sino que el primer campamento iba en<br />
vanguardia y el segundo en retaguardia.<br />
Aquí se interrumpe la acción con una plegaria de<br />
Jacob que en su forma actual debe de ser posterior,<br />
ya que sitúa la acción, no en las proximidades del<br />
Yabboq (ver v. 23), sino del Jordán (v. 11). Seguramente,<br />
en la narración primitiva la oración de Jacob<br />
era más breve, como suele ser la de un hombre en<br />
apuros. Algo así como: «Líbrame, por favor, de la<br />
mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le<br />
temo, no sea que venga y me ataque, a la madre con<br />
los hijos» (v. 12). Pero el escritor tardío que redacta<br />
la plegaria no se ve en los apuros del protagonista ni<br />
tiene sus prisas, y redondea la oración de Jacob. La<br />
invocación «Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi<br />
padre Isaac, Yahvé», apoya la petición en la relación<br />
que hubo entre Yahvé y los padres, e insinúa el<br />
recuerdo de las promesas. Se añade que el apuro presente<br />
es consecuencia de la orden recibida de Yahvé:<br />
«Vuelve a tu tierra y a tu patria», y que ahora es el<br />
momento de cumplir la promesa: «yo seré bueno contigo».<br />
En el v. 11 se humilla Jacob ante Yahvé, ya que<br />
él no ha hecho ningún merecimiento para tantas<br />
mercedes recibidas, lo que le obliga a un redoblado<br />
agradecimiento. El v. 13 repite el recuerdo de la<br />
promesa de Yahvé de ser bueno con él, y añade la de<br />
hacer su descendencia tan numerosa como la arena<br />
del mar.<br />
El ataque a Jacob en el Yakboq (Gn 32,23-33)<br />
Se levantó por la noche, tomó a sus dos mujeres y a sus dos siervas y a sus once<br />
hijos y cruzó el vado del Yabboq. Los tomó y les hizo cruzar el río, e hizo pasar<br />
todo lo que tenía.<br />
Y se quedó Jacob solo. Y un nombre estuvo luchando con él hasta rayar el alba.<br />
Y vio que no le podía, y le tocó en la articulación de la cadera, y se dislocó la articulación<br />
de la cadera de Jacob mientras luchaba con aquél.<br />
Y le dijo: «Suéltame, que ha rayado el alba». Respondió: «No te soltaré si no me<br />
bendices».<br />
Y le dijo: «¿Cuál es tu nombre?». Respondió: «Jacob». 29 Dijo: «No te llamarás<br />
1 Sobre Esaú, Seír, Edom, ver el comentario al cap. 25.<br />
PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong> 199