Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10

ser padre de una muchedumbre de pueblos», que se
repite al interpretar el nuevo nombre «Abraham»
como «Padre de muchedumbre» ('ab-hamón). Como
el nombre es un augurio del destino de la persona,
el que tiene en su mano la suerte de los nombres
puede cambiar su destino mudándoles el nombre. P
da así una interpretación teológica a dos variantes
en la tradición del nombre del patriarca: Abram o
Abraham. Son dos grafías de la misma palabra, que
significa: «Mi padre (= la divinidad protectora) es
alto, eminente, superior».
6. Otro paso más en la promesa de descendencia:
«y reyes saldrán de ti» (ver 35,11). Se pregunta un
comentarista: ¿En quiénes está pensando el autor?
Responde que no en los ismaelitas, ni en los edomitas
o en los hijos de Queturá (25,1-4), ni en ninguno
que quede fuera de la alianza. Tanto menos cuanto
que a Sara son dirigidas las mismas palabras (v. 16).
Más bien -dice- habría que pensar en los prosélitos,
hijos espirituales de Abraham, con cuya vocación iba
ligada la esperanza de una extensión universal de la
salvación (12,3). Pero en estos versículos el autor
está pensando en toda la descendencia de Abraham.
En razón de toda ella vale, mejor que de solos los
descendientes de Abraham y Sara: «Te convertiré en
pueblos, y reyes saldrán de ti». De Abraham proceden
también Ismael y otros hijos; Isaac engendró, además
de a Jacob, a Esaú, padre de los edomitas. De
Ismael se dice más tarde: «Doce príncipes engendrará»
(v. 20). Si las mismas palabras se repiten a Sara,
es porque, al querer puntualizar que el único pueblo
de la alianza es Israel, aplica a la descendencia de
Sara lo que con mayor propiedad se decía antes de
toda la posteridad de Abraham.
7-8. Si en los w. 4-6 la alianza se concretaba en
la promesa de descendencia, en 7-8 se añaden tres
ideas:
- No es una alianza sólo entre Dios y Abraham,
sino con Abraham y su descendencia, de generación
en generación, una alianza eterna, válida también
para la generación del destierro y la diáspora.
- La alianza consiste en «que sea yo para ti Dios
y para tu descendencia», «seré Dios para ellos».
112 PARA COMPRENDER EL LIBRO DEL GÉNESIS
- La alianza implica la posesión perpetua de la
tierra de Canaán.
9-14, Hasta ahora la alianza no comportaba,
explícitamente al menos, ninguna contraprestación
por parte de Abraham y su descendencia. (Aunque lo
de «ser yo Dios para ti y para tu descendencia» tenía
que implicar muchas obligaciones). Pero aquí se
explica en qué consiste el compromiso de alianza,
que se reduce a bien poco: tanto Abraham como su
posteridad, de generación en generación, deben
practicar la circuncisión de todos los varones. Siendo
esa la ley de la alianza, es también su marca externa.
Luego se detalla la ley de la circuncisión, que no
se encuentra en ninguna otra parte del Pentateuco,
salvo escuetamente en Lv 12,3.
Cada individuo, y no sólo el pueblo como tal, está
comprometido con la alianza, y debe llevar la marca
de su compromiso. De lo contrario, «será borrado de
su parentela» (No parece que indique la pena de
muerte, sino una especie de proscripción de la comunidad
sacral).
En el exilio se hizo muy importante la circuncisión.
Suprimidas las grandes celebraciones comunitarias,
la religión tenía su santuario en la familia.
La circuncisión estaba muy extendida en pueblos
primitivos de África, América, Australia, en Asia
Menor, en Egipto, en Canaán... Pero no la practicaban
los indoeuropeos, ni consiguientemente los filisteos,
llamados despectivamente «incircuncisos» (1
Sm 14,6; 17,26.36). Tampoco se practicaba entre los
semitas orientales (Asiría y Babilonia). Así sucedió
que en el destierro babilonio, y en toda la diáspora,
la circuncisión se convirtió en una confesión de fe.
El rito era practicado desde antiguo, como lo
muestra el que se seguía ejecutando con cuchillos de
pedernal (Éx 4,25; Jos 5,2-3). Las explicaciones de un
rito tan difundido varían: para unos era una práctica
higiénica y medicinal; para otros un rito de iniciación
al matrimonio y a la vida del clan, lo que
suponía que se practicaba al llegar a la pubertad.
También en Israel tuvo en algún tiempo este sentido:
en Gn 34 es condición para que un siquemita se case
con una israelita (ver también Éx 4,24-26). En tiempo
posterior se le dio al rito, establecido por otras