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Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10

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(unos 125 km). No habría interesado más que la partida<br />

y la llegada, si en el camino no le hubiera ocurrido<br />

algo digno de mención.<br />

11. Al llegar la noche, el viajero solía buscar alojamiento<br />

en algún poblado (Gn 19,1-3; Jue 19,11-21).<br />

Aquí le sorprende la noche, y duerme al sereno, en<br />

lo que él creía ser «un lugar» cualquiera, bueno, o<br />

menos malo, para dormir. No sospechaba que las<br />

piedras del lugar pudieran ser sagradas, por lo que<br />

echa mano de una para usarla como almohada. Se<br />

supone que por entonces todavía no había allí ningún<br />

santuario.<br />

12. Es la primera narración de un sueño en el<br />

Antiguo Testamento. Una imagen sencilla de recordar:<br />

una escalinata firmemente asentada en la tierra,<br />

que se apoya justamente en el lugar en que él duerme,<br />

pero cuya cima era tan alta que llegaba al cielo,<br />

y los ángeles de Dios subían y bajaban por ella'.<br />

Tres «He aquí» introducen las tres sorpresas,<br />

cada vez mayores, de Jacob: la escalinata, «los ángeles<br />

de Dios», que subían y bajaban por la escalera, y<br />

el mismo Yahvé que estaba en lo alto de ella, en el<br />

punto en que terminaba y donde se supone que<br />

comenzaba el palacio de Dios propiamente dicho.<br />

Los «ángeles de Dios» son seres celestiales, cortesanos<br />

del cielo, semejantes a los serafines que formaban<br />

la corte de Yahvé, que tenía su trono en el templo<br />

(Is 6), o a los «hijos de Dios» de Job 1,6; 2,1. Los<br />

«ángeles de Dios», en plural, son netamente distintos<br />

del «Ángel de Yahvé», que es una forma de designar<br />

al mismo Yahvé. Con su subir y bajar subrayan<br />

que aquel lugar con su escalinata es por donde Dios<br />

puede bajar a encontrarse con el hombre y el hombre<br />

puede subir para encontrarse con Dios.<br />

1 La palabra para «escalinata» no se vuelve a usar en todo el<br />

Antiguo Testamento; en arameo significa «escalera». Cabría también<br />

el sentido de rampa. Representaciones semejantes están en<br />

la base de las torres-templos babilónicos: en el mito «Nergal y<br />

Ereshkigal» suben los dioses por la torre del cielo. En los textos<br />

de las pirámides el rey muerto sube por una escala a donde su<br />

madre Nut; y se encuentra la expresión «puerta del cielo»; en Gn<br />

11,1-9 la torre había de servir para escalar el cielo.<br />

13-14. Yahvé se autopresenta como el «Dios de<br />

Abraham tu padre y el Dios de Isaac»: así empalma la<br />

promesa a Jacob con la que hizo a Abraham y a Isaac<br />

(26,3-5). Como hemos dicho, las promesas de los w.<br />

13-14 pueden ser ampliación secundaria. En el v. 13<br />

la promesa de la tierra se adapta a la situación: «la tierra<br />

sobre la que estás acostado». No se ha de entender<br />

que le promete sólo aquella parcela de terreno.<br />

14. La extensión a los cuatro puntos cardinales<br />

cuadraría mejor en la promesa de la tierra, como<br />

13,14. «Ypor tu descendencia» puede ser una glosa.<br />

15. «Yo estaré contigo y te guardaré dondequiera<br />

que vayas y te devolveré a esta tierra» es una promesa<br />

que responde a la situación de Jacob que huye, y<br />

se cumple durante su vida. Si en el ciclo de Abraham<br />

la promesa característica es la que corresponde a la<br />

preocupación fundamental de tener un hijo, es propio<br />

del ciclo Isaac/Jacob el tema del acompañamiento<br />

divino y la promesa correspondiente (26,3.24;<br />

28,15[20]; 31,3; 32,<strong>10</strong>; 46,4; 48,15.21; 50,24). Promesa<br />

muy propia para la vida nómada.<br />

«Te devolveré». Su madre lo había enviado a<br />

Mesopotamia hasta que se le pasara la furia a Esaú,<br />

para que volviera pronto a casa (27,41-45). Dios le<br />

promete que lo hará retornar, pero no le dice cuándo;<br />

su madre ya no volverá a verlo.<br />

«No te abandonaré hasta haber cumplido lo que te<br />

he dicho», sea que quiera reforzar sólo la promesa<br />

precedente de asistencia, sea que se refiera a las<br />

anteriores, o a todas en conjunto, suena a superfluo.<br />

Dios no tiene que prometer y luego prometer que va<br />

a cumplir lo prometido. La frase parece propia de un<br />

tiempo en que la fe en las promesas no excluía la<br />

necesidad de afirmar la fidelidad de Dios.<br />

16-18. Ni en el v. 16 ni en el 17 reacciona Jacob<br />

ante lo que le acaba de decir Yahvé, sino ante la<br />

visión que había tenido en sueños. Al despertar,<br />

exclama: «Realmente, está Yahvé en este lugar [en el<br />

lugar que le había parecido en el v. 11 un lugar cualquiera]<br />

v yo no lo sabía». No se podía figurar que el<br />

Dios de su casa paterna estuviera allí.<br />

PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong> 177

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