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Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10

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Y (Yanvé) dijo: «¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano grita a mí<br />

desde el suelo. Pues bien: maldito seas, lejos del suelo que ha abierto su boca para<br />

recibir la sangre de tu hermano (derramada) por tu mano. Cuando labres el suelo,<br />

no volverá a darte su tuerza. Vagabundo y errante serás en la tierra».<br />

Y dijo Caín a Yahvé: «Mi culpa es demasiado grande para soportarla. Mira:<br />

Tú me echas hoy de la faz de la tierra laborable y tengo que andar escondiéndome<br />

de tu presencia, y tengo que ser vagabundo y errante por la tierra. Ocurrirá que<br />

cualquiera que me encuentre me matará».<br />

Pero Yahvé le dijo: «No será así: Quienquiera que mate a Caín, lo pagará siete<br />

veces». Y Yahvé puso una señal a Caín para que nadie que le encontrase le atacara.<br />

Caín salió de la presencia deYah vé, y se estableció en el país de Nod, al oriente<br />

de Edén.<br />

El Yahvista tiene puesta ya la primera piedra de<br />

su edificio en los caps. 2 y 3: la situación calamitosa<br />

de la humanidad tiene su origen en la pretensión de<br />

«ser como Dios» que le domina desde los mismos<br />

albores de su historia. Ahora tiene que colocar la<br />

segunda piedra: al daño que la humanidad se causa<br />

a sí misma al rebelarse contra Dios se añade el de la<br />

lucha del hombre contra el hombre, una lucha<br />

fratricida, de hermano contra hermano.<br />

En la literatura universal es frecuente el tema de<br />

la lucha entre hermanos. Como Rómulo y Remo. En<br />

la literatura babilónica del tiempo del Yahvista se<br />

encontraba el tema de la lucha entre los oficios de<br />

labrador y pastor: cuál de los dos era el más importante,<br />

y cuál se llevaba el favor de los dioses. En la<br />

tribu de los cainitas o quenitas, habitantes del desierto<br />

al sur de Judá, adoradores de Yahvé (hay quien<br />

piensa que por ellos conocieron los israelitas a<br />

YHWH), aunque no propiamente israelitas, corría<br />

una leyenda en la que el tema de la rivalidad pastor/labrador<br />

se teñía de tragedia: atribuía al antepasado<br />

que les había dado nombre, Caín, que era labrador,<br />

la atroz hazaña de matar a su propio hermano,<br />

que era pastor. Los cainitas tenían a gala ser tan fieros<br />

como su padre, proverbialmente vengativos.<br />

Podemos figurárnoslos marcados por algún tatuaje<br />

característico, que aumentaba su aspecto feroz. Un<br />

residuo de ese espíritu nos ha quedado en el Cántico<br />

de Lámek, Gn 4,23-24.<br />

42 PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong><br />

La leyenda quenita le podía valer al Yahvista,<br />

pero no en su estado bruto \ ya que él no trataba<br />

aquí de la historia de ninguna tribu o nación, sino de<br />

un fenómeno eterna y umversalmente humano. A<br />

golpe de cincel la leyenda quedó convertida en la historia<br />

de los dos primeros hermanos que existieron en<br />

el mundo, prototipo de todos los que a lo largo de los<br />

milenios les íbamos a suceder. Haciendo intervenir<br />

en ella a Yahvé, nos transmitió su mensaje sobre<br />

cómo reacciona Dios ante el crimen del hombre contra<br />

su hermano.<br />

Así pues, en la interpretación debemos olvidarnos<br />

de los quenitas, que suponemos estaban detrás<br />

de la narración que el Yahvista conoció. Pero algunas<br />

aristas que le quedan todavía al relato nos harán<br />

recordar la leyenda primitiva quenita.<br />

1 Los datos históricos sobre los quenitas no coinciden con los<br />

rasgos de Caín en la narración. Eran una tribu de pastores seminómadas<br />

(Ex 2,16-19), que habitaban después en el Négueb (1<br />

Sm 27,<strong>10</strong>). En tiempos de David eran, al menos en parte, sedentarios<br />

(1 Sm 30,29); quizás también en los oráculos de Balaam<br />

(Nm 24,21-22). En 1 Sm 30,26-29 se los considera de la tribu de<br />

Judá, miembros por tanto del pueblo de la alianza. Pero en la<br />

narración actual, Caín, después del fratricidio, no es ni seminómada<br />

ni nómada, sino un fuera de ley. Por eso otros ven en la tribu<br />

que dio origen a la leyenda a una especie de hojalateros ambulantes<br />

(qayin = herrero); los forjadores de metales provienen de la<br />

descendencia de Caín (Gn 4,22).

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