Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10
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y se unió a ella, y ella quedó encinta de él. 19 Ella se levantó y se fue, y se quitó el<br />
velo, y se vistió las ropas de su viudez.<br />
Judá envió el cahrito por mediación de su compañero el adulamita, para rescatar<br />
la prenda de manos de la mujer, pero éste no la encontró. Preguntó a los hombres<br />
del lugar, diciendo: «¿Dónde está la ramera aquella que hahía en Enáyim, junto<br />
al camino?». Le dijeron: «No ha hahido ahí nunca ninguna ramera». 22 El se volvió<br />
donde Judá y le dijo: «No la he encontrado; y los mismos homhres del lugar me<br />
han dicho: "No ha hahido allí nunca ninguna ramera"».<br />
Dijo Judá: «Que se quede con ello; para que no seamos objeto de hurla. Yo le<br />
he mandado ese cahrito, y tú no la has encontrado».<br />
Sucedió, como a los tres meses, que se le hizo saher a Judá: «Tu nuera Tamar<br />
ha fornicado, y además ha quedado encinta por su rornicación». Dijo Judá: «Sacadla<br />
y que sea quemada».<br />
Cuando era sacada, envió ella a decir a su suegro: «Del hombre a quien estas<br />
cosas pertenecen estoy encinta». Luego dijo: «Examina, por favor, de quién es este<br />
sell o, y este cordón y este bastón».<br />
Judá los examinó y dijo: «Ella tiene razón y no yo, porque yo no la he dado por<br />
mujer a mi hijo Selá». Y nunca más volvió a tener trato con ella.<br />
27 Al tiempo del parto resultó que tenía dos mellizos en el vientre. Ocurrió en<br />
el parto que uno sacó la mano, y la partera lo agarró y le ató a la mano una cinta<br />
escarlata, diciendo: «Este ha salido primero».<br />
Pero ocurrió que retiró él la mano, y salió su hermano. Ellad ijo: «¡Cómo te<br />
has abierto brecha!». Y lo llamó Peres. Detrás salió su hermano, el que llevaba en<br />
la mano la cinta escarlata, y lo llamó Zéraj.<br />
Estamos ante una narración suelta, que no encaja<br />
bien en ningún lugar de nuestra historia. Una vez<br />
contadas las peripecias de la vida de Abraham, Isaac<br />
y Jacob, se podía haber pasado a relatar anécdotas de<br />
cada uno de los hijos de Jacob, o de algunos de ellos,<br />
del estilo de las que se cuentan de Simeón y Leví en<br />
el cap. 34, o de Rubén en 35,22-23. Eso nos habría Uevado<br />
a empalmar la historia de los patriarcas directamente<br />
con historias de las conquistas parciales del<br />
país de Canaán por la acción de cada una de las tribus,<br />
tales como las que se cuentan en el comienzo del<br />
libro de los Jueces (Jue 1,1-26).<br />
Pero la versión que prevaleció acerca de lo ocurrido<br />
entre la era patriarcal y la conquista sacrificó<br />
la diversidad de acciones tribales en beneficio de una<br />
gran epopeya en la que todo Israel, tras larga y dura<br />
opresión en Egipto, era sacado por Yahvé de la esclavitud,<br />
bajo el liderazgo de Moisés, y encaminado por<br />
el desierto hacia la tierra prometida a los padres, que<br />
fue conquistada entera, bajo el caudillaje de Josué,<br />
con la colaboración solidaria de todas las tribus. La<br />
historia de José servía perfectamente a esta segunda<br />
idea, pues llevaba a Egipto a todos los hijos de Jacob,<br />
cuando todavía no habían podido intentar una vida<br />
cada uno por su cuenta. Así podrían salir en su día,<br />
también todos juntos, cuando llegara el momento<br />
señalado por Yahvé para cumplirles la promesa de la<br />
tierra.<br />
Con la historia de José quedaba, pues, fuera de<br />
lugar cualquier intento de un hijo de Jacob por hacer<br />
su vida al margen de los demás en el país de Canaán.<br />
Pero ahí estaba la anécdota que se recoge en este<br />
PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong> 235