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Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10

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Los hermanos, inocentes del delito que se les imputa,<br />

se reconocen culpables ante Dios: tenían fresco su<br />

crimen contra José. La reflexión sobre los delitos del<br />

pasado bajo la mirada de Dios había ablandado sus<br />

corazones. Nadie es completa y definitivamente perverso.<br />

Todo se resuelve felizmente en el cap. 45. La<br />

familia de Jacob recobra la unidad perdida, una vez<br />

superada la envidia que la había destrozado. La historia<br />

de José tiene una interpretación teológica. Dios<br />

está detrás de las acciones humanas, aun de las más<br />

perversas, para conducirlas hacia la vida y la salvación.<br />

Con grandeza de alma y fe en Dios se puede llegar,<br />

por el reconocimiento de las faltas y el generoso<br />

perdón, a la recomposición de las familias descompuestas.<br />

La historia significa también que un<br />

hombre inocente puede sufrir injustamente y ser por<br />

su dolor causa de salvación para los demás.<br />

El cap. 46, con el viaje de Jacob a Egipto y encuentro<br />

con su hijo José se podía dar por supuesto. Pero<br />

nos alegramos de que se nos cuente. Un narrador tiene<br />

cuidado de explicarnos que la decisión de Jacob<br />

de ir a Egipto no fue un puro impulso de su corazón:<br />

no hizo más que obedecer a Dios. No se trataba de<br />

una desacertada y pasajera migración fuera de la tierra<br />

de las promesas como la de Abraham en el cap.<br />

12. Dios iba a bajar allá con Jacob y los suyos y se<br />

iba a preparar allí un pueblo. Luego él mismo los<br />

subirá a la tierra que entonces abandonaban.<br />

La genealogía de los hijos de Jacob nos deja vislumbrar,<br />

a través de aquellos pocos individuos, el<br />

futuro Israel de las doce tribus. José no tiene ahí más<br />

timbre de gloria que el de ser, igual que sus hermanos,<br />

uno de los patriarcas de Israel. Todos los hijos de<br />

Israel forman un solo pueblo, el pueblo elegido de<br />

Dios.<br />

En la audiencia del Faraón a los hermanos no<br />

encontramos nada que nos sorprenda; en la audiencia<br />

al padre de José, sí. El viejo extranjero bendice al<br />

Faraón: es heredero de las bendiciones de Dios y<br />

mediador de bendición.<br />

El apéndice sobre política agraria de José (47,13-<br />

26) no tiene ninguna especial significación. En Israel<br />

se tenía una idea vaga sobre la política agraria de<br />

Egipto, que aseguraba el bienestar en aquella región.<br />

Dada la fama de buen gobernante de José, precisa­<br />

mente en política agraria, se la atribuyen a él las<br />

medidas que dieron origen a la situación actual.<br />

Por fin Jacob, el último de los patriarcas, está a<br />

punto de morir y tiene que dejar sus últimas disposiciones,<br />

para asegurar, en la familia de su querido<br />

José, la continuidad de las bendiciones y las promesas<br />

hechas a los patriarcas. Los ahora llevados por<br />

Dios a Egipto, serán sacados por él hacia la tierra de<br />

Canaán prometida a los padres. Parece como si el<br />

porvenir de la descendencia de Jacob pendiera sólo<br />

de los hijos de José. Pero esto no es posible: una tribu<br />

de Israel podía pretender la supremacía, pero<br />

nunca marginar a sus tribus hermanas. Si alguna<br />

duda podía caber, el cap. 49, «las bendiciones de<br />

Jacob», abre el horizonte: Jacob bendice uno por uno<br />

a todos sus hijos. Con estas «bendiciones» se empalmaba<br />

el tiempo de los patriarcas con el Israel de las<br />

doce tribus. La conciencia de pertenencia a una tribu<br />

era la condición de pertenencia al pueblo de Israel.<br />

Toda tribu de Israel, a pesar de la impresión<br />

contraria que se pudiera sacar de la bendición de<br />

Jacob a los hijos de José (cap. 48), era heredera de<br />

las promesas hechas a Abraham, Isaac y Jacob,<br />

solidariamente con las otras tribus.<br />

Quien insertó estas «bendiciones» en este punto<br />

de nuestro Génesis debió de entender el presagio<br />

sobre Judá (v. <strong>10</strong>) en un sentido mesiánico: la dinastía<br />

davídica mantendrá el cetro hasta que llegue el<br />

soberano de los tiempos últimos.<br />

La pequeña historia de Jacob y de José llega a su<br />

fin con la muerte y sepultura de Jacob y la muerte de<br />

José (Gn 49,28-50,26), ya que mueren los protagonistas.<br />

Queda en suspenso el hilo de la gran historia, que<br />

se viene anunciando desde el cap. 3, y sobre todo desde<br />

las primeras promesas a Abraham en el cap. 12; a<br />

esa gran historia remiten expresamente aquellos dos<br />

ilustres moribundos. Si no fuera por ella, no se nos<br />

habría conservado la menor noticia de José, ni de<br />

Jacob, ni de Isaac, ni siquiera de Abraham, ni se les<br />

hubiera puesto a estas historias de los patriarcas el<br />

fondo oscuro de la historia del pecado en los primeros<br />

capítulos de nuestro Génesis.<br />

Todo acaba bien, en la paz y en la esperanza de<br />

que Dios cumplirá sus promesas.<br />

* * *<br />

PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong> 317

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