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Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10

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de su interpretación atinada está en proporción con<br />

la dignidad del Faraón y con sus consecuencias para<br />

la acertada política agraria de Egipto.<br />

Otra vez aparece Dios en esta historia, que por lo<br />

demás es parca en hacer patente su presencia. «La<br />

interpretación de los sueños es cosa de Dios», no de<br />

los especialistas. Dios es el único que dispone de los<br />

destinos de los hombres y puede revelarlos a quien<br />

quiere. Y eso tanto en Israel como en Egipto y en el<br />

mundo entero. La interpretación de aquellos sueños,<br />

que iba a ser decisiva en el curso posterior de los<br />

acontecimientos, fue cosa de Dios. Verdaderamente,<br />

Dios estaba con José, para que él fuera el salvador de<br />

su familia y de todo Egipto.<br />

José interpreta los sueños del Faraón (Gn 41)<br />

A "1 Al caco de dos años, el Faraón tuvo un sueño: él estaba de pie sobre el río.<br />

_U JL Y be aquí que del río subían siete vacas hermosas de presencia y gordas de<br />

carne y se pusieron a pacer en la marisma. Pero he aquí que otras siete vacas subían<br />

del río detrás de aquéllas, de mal aspecto y Hacas de carne, y se pararon junto a las<br />

otras vacas a la orilla del río. Y devoraron las vacas de mal aspecto y rlacas de carnes<br />

a las siete vacas de hermosa presencia y gordas. Y se despertó el Faraón.<br />

Y volvió a dormirse y soñó otra vez: He aquí que siete espigas crecían en una<br />

misma caña, gordas y hermosas. Pero he aquí que otras siete espigas nacas y abrasadas<br />

por el solano brotaron después de aquéllas y las espigas rlacas se tragaron a<br />

las siete espigas gordas y llenas. Y despertó el Faraón, y ¡era un sueño!<br />

Sucedió por la mañana que su espíritu estaba inquieto y mandó llamar a todos<br />

los magos de Egipto y a todos sus sabios. Y les contó el Faraón su sueño, pero no<br />

hubo quien se lo interpretara al Faraón.<br />

Entonces el jeie de los escanciadores habló al Faraón diciéndole: «Hoy me<br />

acuerdo de mi pecado. El Faraón se había enojado contra sus siervos y nos había<br />

puesto en presidio en casa del jete de los guardias a mí y al jete de panaderos. Y<br />

tuvimos un sueño en una misma noche, yo como él; soñamos cada uno nuestro sueño<br />

con su sentido. Estaba allí con nosotros un muchacho hebreo, siervo del jeie<br />

de los guardias. Se lo contamos, y él nos interpretó los sueños: a cada sueño su interpretación.<br />

Y resultó que, según nos lo había interpretado, así me: a mí me restituyó<br />

en mi puesto, y a él lo colgó».<br />

El Faraón mandó llamar a José y se apresuraron a sacarlo del pozo. El se areitó<br />

y se mudó de ropa y rae donde el Faraón.<br />

Y dijo el Faraón a José: «He soñado un sueño y no hay quien lo interprete; pero<br />

he oído decir de ti: "Le basta oír un sueño para interpretarlo"».<br />

Respondió José al Faraón: «No por mérito mío; Dios responderá (anunciando)<br />

la prosperidad al Faraón».<br />

Y le contó el Faraón a José su sueño: «He aquí que en mi sueño estaba yo de<br />

pie a la orilla del río, y he aquí que del río subían siete vacas gordas de carne y de<br />

PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong> 245

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