Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10

2 Le dice su padre Isaac: «Acércate y bésame, hijo mío». 27 Él se acercó y le besó.
Y él aspiró el aroma de sus ropas, y lo bendijo diciendo: «Mira, el aroma de mi hijo
como el aroma de un campo que ha bendecido Yabvé. ¡Que Dios te dé del rocío
del cielo y de la grosura de la tierra, y abundancia de trigo y de mosto! Sírvante
pueblos, y adórente naciones, sé señor de tus hermanos y adórente los hijos de tu
madre. ¡Quien te maldijere, sea maldito, y quien te bendijere, sea bendito!»
Sucedió que, cuando concluyó Isaac de bendecir a Jacob, y apenas Jacob había
salido de delante de su padre Isaac, llegó su hermano Esaú de su cacería. Hizo también
él un guiso apetitoso y se lo llevó a su padre, y le dijo: «Levántese mi padre y
coma de la caza de su hijo, para que me bendiga tu alma».
Le dijo Isaac su padre: «¿Quién eres tú?». Le respondió: «Soy tu hijo, tu primogénito,
Esaú». Tembló Isaac con muy gran temblor, y le dijo: «¿Quién es entonces
uno que ha cazado una pieza de caza y me la ha traído y la he comido antes que
tú vinieses, y le he bendecido, y bendito será?».
En cuanto oyó Esaú las palabras de su padre, gritó con grito tuerte y muy amargo,
y dijo a su padre: «¡Bendíceme también a mí, padre mío!». Respondió: «Ha venido
con engaño tu hermano, y se ha llevado tu bendición». Dijo Esaú: «¿Es porque
se le ha llamado Jacob por lo que me ha suplantado ya dos veces? Se llevó mi primogenitura,
y he aquí que ahora se ha llevado mi bendición». Y dijo: «¿No has reservado
para mí ninguna bendición?».
Respondió Isaac y dijo a Esaú: «Mira, lo he puesto como señor tuyo, y a todos
sus hermanos los he puesto como siervos suyos y lo he abastecido de trigo y de vino.
¿Qué puedo ya hacer por ti, hijo mío?». 8 Dijo Esaú a su padre: «¿Es que no tienes
más que una bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a mí, padre mío!». Y Esaú
alzó su voz y lloró. Respondió Isaac su padre y le dijo:
«He aquí que lejos de la grosura de la tierra será tu morada, y lejos del rocío de
los cielos que viene de arriba.
Gracias a tu espada vivirás y a tu hermano servirás.
Luego, cuando te liberes, partirás su yugo de tu cuello».
Esaú se enemistó con Jacob a causa de la bendición con que le había bendecido
su padre; y se dijo Esaú en su corazón: «Cuando lleguen los días del luto por mi
padre, mataré a Jacob mi hermano».
Se inrormó a Rebeca de las palabras de Esaú, su hijo mayor; y ella envió a llamar
a Jacob, su hijo pequeño, y le dijo: «Mira, tu hermano Esaú quiere vengarse de
ti matándote. Ahora, pues, hijo mío, escúchame: levántate y huye a donde mi hermano
Labán, a Jarán, y quédate con él unos días, hasta que se calme la ira de tu
hermano; hasta que se calme la cólera de tu hermano contra ti, y olvide lo que le
has hecho. Entonces mandaré yo a traerte de allí. ¿Por qué he de perderos a vosotros
dos en un solo día?».
168 PARA COMPRENDER EL LIBRO DEL GÉNESIS