Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10
Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10
Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Por último, menciona Jacob también a Benjamín.<br />
Entonces invoca a Dios (ver el comentario a Gn<br />
17,1 3 )- La misericordia de Dios se manifestará en la<br />
liberación del hijo preso y en la vuelta de Benjamín.<br />
Jacob se ha tenido que entregar, pero confía poco<br />
en el buen resultado. Su frase es de muy difícil traducción:<br />
algo así como: «Yo, como me he quedado<br />
huérfano (de hijos), me quedo huérfano».<br />
15-25. José, enterado de la llegada, ha dado instrucciones.<br />
El funcionario debió de extrañarse de<br />
que tenía que llevarlos a comer con el visir; pero ésa<br />
era la orden que había recibido. Los hermanos se<br />
mueven torpe y servilmente en aquel ambiente extraño<br />
y distinguido. Sorprendidos de pasar a los aposentos<br />
del visir. En cualquier momento se encontrarían<br />
envueltos en alguna trampa. Verborrea para<br />
justificarse: el autor manifiesta así su turbación.<br />
Bondadosa respuesta del funcionario. En su ambigüedad<br />
toca el misterio profundo de toda la historia<br />
de José: Dios gobierna ocultamente todo. La mano<br />
de Dios interviene; por eso no se habla ya de dinero<br />
sino de un «tesoro» puesto por Dios. Estas palabras<br />
los podían tranquilizar, pero todavía no las entendían.<br />
El v. 23b establece una relación con el cap. 42,<br />
explicando como cosa de Dios lo del dinero en la<br />
boca de los sacos. Mientras llega la hora de la comida<br />
se adecentan, dan pienso a los animales, preparan<br />
los presentes.<br />
16-17. José había esperado la vuelta de los hermanos<br />
y mandado que se le avisara. Los ve a su llegada<br />
y con ellos al undécimo, que no puede ser otro<br />
que Benjamín. Es intencionado el contraste con el<br />
primer recibimiento, en el que lo primero fue la sospecha.<br />
18-23. Los hermanos están asustados: todo parece<br />
una trampa. En tierra extranjera pueden hacer lo<br />
que quieran con nosotros (Gn 12,12). «Quieren hacerse<br />
con nosotros como esclavos, y con nuestros<br />
3 Sorprende la invocación a El Shadday, el Dios Todopoderoso,<br />
que por lo demás sólo ocurre en textos P: 17,1; 28,3; 35,11; 48,3<br />
y en 49,25. Puede ser un nombre divino muy antiguo, usado sólo<br />
en las ocasiones solemnes.<br />
264 PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong><br />
asnos». Es curioso que valoren tanto sus burros: era<br />
toda su propiedad en ese momento.<br />
Antes de llegar a la casa, en el portal, suplican al<br />
mayordomo y le explican lo del dinero en los sacos.<br />
La respuesta del mayordomo muestra a los hermanos<br />
un sorprendente cambio de actitud. «Paz a vosotros»<br />
: no tienen nada que temer. La paz ha de suceder<br />
a la angustia mortal.<br />
En el contexto amplio de la historia de José significa<br />
que aquella paz que se rompió entre los hermanos,<br />
vuelve ahora. La afirmación del mayordomo:<br />
«Vuestro Dios y Dios de vuestro padre os puso ese<br />
tesoro en las talegas», que en el contexto de la historia<br />
cercana es un recurso para encubrir la verdad, en<br />
el contexto de la gran historia es la pura verdad: el<br />
Dios de su padre se ha cuidado de ellos, pueden<br />
tener confianza. El autor hebreo hace hablar a aquel<br />
egipcio como a quien venera a un solo Dios, que no<br />
es otro que el Dios de Jacob y consiguientemente el<br />
de todos sus hijos. Creyeran o no aquella interpretación<br />
de la historia, los hermanos de José podían<br />
estar tranquilos: el mayordomo había recibido ya el<br />
dinero. Tras de lo cual saca a Simeón (al portal, donde<br />
se desarrolla la escena). La acusación de espionaje<br />
ni se menciona siquiera.<br />
24-25. Es la transición entre las dos escenas. Los<br />
hechos hablan por sí mismos. La acción interrumpida<br />
en el v. 17 sigue adelante. Todo da sensación de<br />
seguridad: reciben los honores de la hospitalidad<br />
(verGnl8; 19; 24,25.32).<br />
26-34. Los w. 26-31 son una pequeña joya del<br />
arte narrativo, que no quisiera estropear con mi<br />
comentario. Ahora es José el que ocupa el centro del<br />
interés del lector. El narrador no lo pierde de vista<br />
hasta que el vino relaja la atmósfera. Le oímos<br />
hablar, lo vemos presa de la emoción, le seguimos a<br />
su aposento donde llora y se lava; salimos con él<br />
cuando se reprime y acude a la mesa con su séquito,<br />
y se sienta aparte. Los hermanos, en actitud respetuosa,<br />
casi servil, hasta que se desinhiben con el<br />
vino.<br />
José no espera la respuesta a su segunda pregunta<br />
sobre Benjamín. El «hijo mío» del v. 29 pare-<br />
V