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Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10

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Es la continuación del cap. 43. Pero en la marcha<br />

de los hechos se da un vuelco que lleva el relato<br />

a su más alto grado de tensión. El cap. 43 comenzaba<br />

con la oposición de Jacob a dejar marchar a Benjamín<br />

con sus hermanos mayores por miedo a perderlo;<br />

pero no sucedió nada de eso. Al contrario, José<br />

los recibió y agasajó como a huéspedes de honor.<br />

Pero el cap. 44, con la trampa cruel de poner la copa<br />

de José en la boca del saco de Benjamín, hace que<br />

todo suceda según los temores de Jacob: nunca más<br />

volverá a ver a su querido Benjamín. Entonces llega<br />

a su máxima expresión el amor de los hermanos al<br />

anciano padre y su solidaridad con el hermano<br />

pequeño: Judá, tras un emocionante discurso, se<br />

ofrece como esclavo en lugar de Benjamín. Después<br />

ya sólo quedará el desenlace de la historia, cuando<br />

José, convencido del profundo cambio obrado en el<br />

corazón de sus hermanos, y presa de la emoción, no<br />

pueda menos de descubrírseles (en el cap. 45).<br />

La estructura guarda simetría con la del cap.<br />

43,16-30. Tras una encomienda de José a su mayordomo<br />

(43,16-17 / 44,1-2.4-6), los hermanos se encuentran<br />

primero con éste (43,18-23 / 44,7-13) y luego<br />

directamente con José (43,26-30 (34) / 44,1-17<br />

(18-34).<br />

El capítulo no ofrece problemas peculiares de<br />

crítica literaria. Los que admiten dos versiones de la<br />

historia de José ven en este capítulo la continuación<br />

de J o de la versión-Judá. Los que no reconocen esa<br />

dualidad tratan de resolver las fricciones entre este<br />

capítulo y el 42.<br />

En 44,1 José da orden a su mayordomo de depositar<br />

el dinero en las talegas de los doce hermanos.<br />

Parece tratarse de una adición posterior, ya que,<br />

cuando se hace la averiguación, no se encuentra<br />

nada anormal en ningún saco, hasta que se descubre<br />

el de Benjamín, en el que está la copa de José (w. 11-<br />

12). En el primer viaje tenía sentido el dinero depositado<br />

en los sacos: José quería favorecer económicamente<br />

a su familia. Ahora no se trata de socorrer<br />

a la familia, ya que el viaje va a ser abortado. Más<br />

tarde, cuando de veras partan los hermanos para<br />

Canaán, José los enviará cargados de toda clase de<br />

bienes (45,21-2). Ahora se trataba sólo de una trampa,<br />

y era preciso que todas las sospechas recayeran<br />

exclusivamente sobre Benjamín.<br />

1-2. Si no conociéramos el final de la historia,<br />

nos parecería el proceder de José demasiado cruel.<br />

Comparando la orden dada por José al mayordomo<br />

en este caso con la correspondiente del primer viaje<br />

(42,25), observamos las siguientes diferencias:<br />

- Allí no se daba la orden al mayordomo: los<br />

sacos son llenados y el dinero es puesto en la boca<br />

por gente innominada.<br />

- Allí se colocó el dinero en la boca de todos los<br />

sacos, sin ninguna intención de hacer a los hermanos<br />

sospechosos de robo, aunque ellos así lo creyeran<br />

cuando se percataron de ello. Sólo se trataba de<br />

beneficiar a la familia. Ahora no se trata de beneficiar<br />

a Benjamín con el regalo de la copa, sino de<br />

tener una ocasión de acusar a Benjamín de robo,<br />

para comprobar la reacción de sus hermanos.<br />

- El encargo de llenar los sacos no tiene especial<br />

significación: sólo con los sacos llenos podían iniciar<br />

su viaje de vuelta.<br />

3-6. José da a su mayordomo un segundo encargo<br />

sin el cual no habría tenido razón de ser el primero.<br />

Incluso le ordena las palabras que ha de decir.<br />

El enviado les dirá: «Esto dice mi señor», y les comunicará<br />

sus palabras textuales. Comienza por una<br />

acusación genérica: Han devuelto bien por mal:<br />

habían sido tratados como huéspedes de honor, y<br />

ahora se lo pagan robando la copa de plata más<br />

apreciada de su amo. Aparte del valor intrínseco que<br />

pudiera tener, era la preferida de José, la que utilizaba<br />

a diario. Pero además era la copa que le servía<br />

para sus adivinaciones.<br />

La adivinación fue prohibida en Israel en época<br />

posterior (Lv 19,26; Dt 18,<strong>10</strong>) como costumbre pagana.<br />

De donde algunos se plantean la cuestión de si la<br />

práctica de la adivinación no supone en José una<br />

renuncia a su religión israelita. No parece ser ésa la<br />

intención del autor de nuestro capítulo. Sólo quiere<br />

que José aparezca ante sus hermanos como un perfecto<br />

egipcio, y un egipcio extraordinariamente<br />

dotado. Según la imagen que los israelitas tenían de<br />

los egipcios, una de las dotes más estimadas entre<br />

ellos era la de la adivinación (Is 19,3). Por lo mismo,<br />

se la atribuye a José. Como lo de la copa no es más<br />

que una jugarreta de José, todo lo que se refiere a<br />

PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong> 267

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