Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10
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cesiones a la poesía, con expresiones uniformemente<br />
repetidas, el pasmo del autor ante la maravilla de<br />
la creación divina.<br />
Se ha propuesto la teoría de que en Gn 1, como<br />
en el resto del Génesis, hay un doble estrato P: una<br />
tradición antigua y una interpretación de esa tradición.<br />
En este caso la tradición hablaría de que Dios<br />
había hecho las cosas (estrato de la acción), pero el<br />
redactor habría antepuesto que Dios primeramente<br />
lo había dicho (estrato de la palabra). Es una cuestión<br />
discutible.<br />
El autor no disponía de una tradición narrativa<br />
sobre la creación. Da forma de relato al dogma de la<br />
creación del universo por Dios, su absoluto dominio,<br />
el orden maravilloso con que su sabiduría ordenó<br />
todas las cosas, destinando las inferiores a las superiores,<br />
y todas al hombre, que es creado a imagen de<br />
Dios.<br />
Necesitaba algún criterio para ordenar la descripción<br />
de la obra creadora, pero no disponía de<br />
ninguno de los datos que le habría podido proporcionar<br />
algún científico de hoy. Tampoco la revelación<br />
venía en su ayuda, pues no entraba en esos<br />
detalles. Tenía a mano únicamente las ideas de su<br />
época sobre la estructura del universo (la tierra sostiene<br />
sobre sí la gran bóveda del firmamento, en la<br />
que se afirman y mueven los astros, y que almacena<br />
sobre sí una gran reserva de agua) y la imagen tradicional<br />
del caos primitivo. Dios, actuando ordenadamente<br />
sobre cada una de las capas constitutivas de<br />
ese caos, había ido creando las regiones, y luego por<br />
el mismo orden las había ido poblando de habitantes,<br />
comenzando por los seres inferiores, hasta llegar<br />
al hombre, meta de la creación.<br />
Redujo las obras de Dios a unos pocos grandes<br />
apartados. Pero, queriendo al mismo tiempo inculcar<br />
el descanso sabático, tan importante para el<br />
Israel desterrado, y en el que debían participar todos<br />
los hombres, distribuyó las obras divinas en seis<br />
días, para que Dios descansara el séptimo día. Este<br />
marco artificial no tiene valor histórico, como es<br />
obvio, pero sí parabólico.<br />
Es posible que sobre el caos primitivo dispusiera<br />
de un texto antiguo que copia en el v. 2 y que no<br />
está perfectamente asimilado ni teológica ni gramaticalmente.<br />
La singularidad del lenguaje de este versículo,<br />
nunca más usado por P, hace probable esta<br />
interpretación. Pero ese v. 2 es tomado como pauta<br />
para la acción de Dios en los tres primeros días.<br />
1-2. La dificultad está en la relación entre el v. 1<br />
y el v. 2. Gramaticalmente son posibles dos construcciones:<br />
I a «En el principio creó Dios los cielos y<br />
la tierra. Y la tierra era...». 2 a «Cuando comenzó Dios<br />
a crear los cielos y la tierra [aquí un gran paréntesis:<br />
«Yla tierra era...»], dijo Dios: Hágase la luz». Parece<br />
preferible la primera lectura.<br />
No es admisible la interpretación generalizada<br />
en otro tiempo de que estos dos versículos serían la<br />
prueba de la creación del mundo «de la nada». En el<br />
v. 2 estaría descrita la tierra tal como resultó de la<br />
acción creadora del v. 1. Si después de la creación<br />
primera la tierra era todavía una materia informe, la<br />
acción creadora primera hubo de consistir en crear<br />
esa materia, a la que Dios después fue dando forma.<br />
Pero, aparte de que el pensamiento hebreo no había<br />
llegado por entonces a esas sutilezas tan abstractas,<br />
el v. 1 es como un título que anuncia sintéticamente<br />
todo el contenido del capítulo. También al final<br />
(2,1.4a) todo lo creado se resumirá en «los cielos y<br />
la tierra».<br />
1. «En el principio Dios creó los cielos y la tierra».<br />
GUNK<strong>EL</strong> ha escrito: «No hay en las cosmogonías<br />
de los otros pueblos una palabra comparable a esta<br />
primera palabra de la Biblia». En el principio, cuando<br />
los cielos y la tierra, que no existían, comenzaron<br />
a existir, cuando todavía no había sucedido nada que<br />
pudiera ser recogido en las páginas de esta historia,<br />
sucedió aquello que es el punto de arranque de toda<br />
ella: que Dios, que existía desde siempre, antes de<br />
aquel principio, creó, llamó a la existencia a lo que<br />
no existía: los cielos y la tierra.<br />
Dios, en hebreo Elohim, es el plural de 'Elo'h<br />
(Dios), según una raíz común a las lenguas semíticas.<br />
Así llaman las tradiciones E y P a Yahvé, Dios de<br />
Israel y Dios único, hasta que revela su nombre en<br />
Éx 3,14-15 E; 6,2-3 P. A veces puede significar «dioses»,<br />
pero generalmente tiene sentido singular y se<br />
construye con verbos, adjetivos y sufijos personales<br />
PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong> 1 7