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Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10

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lo significó Yahvé con un rito impresionante por el<br />

que el mismo Yahvé se comprometía con juramento.<br />

Afortunadamente, nuestros narradores no entendieron<br />

su historia como un panegírico de los patriarcas.<br />

Otra vez nos vuelve a fallar Abraham en el «nacimiento<br />

de Ismael» (cap. 16). Si Sara se muestra despiadada<br />

con Agar, no es menos responsable Abraham<br />

por plegarse sin más al capricho de su mujer.<br />

Otra vez Yahvé tiene que tomar la iniciativa para salvar<br />

a Agar y al hijo que lleva en el seno. Éste llevará<br />

en su mismo nombre el presagio de la protección de<br />

Dios. Los que hemos oído las palabras de promesa a<br />

un varón importante, Abraham, ahora leemos el<br />

relato de la promesa a una mujer, egipcia y esclava,<br />

y que no va a dar a luz al «hijo de las promesas».<br />

«Dios escucha» el clamor del afligido e injustamente<br />

oprimido.<br />

Narración paralela a ésta es la del nacimiento de<br />

Isaac y expulsión de Agar (21,1-21). Aquí Abraham se<br />

resiste a secundarlos deseos de su mujer; sólo accede<br />

cuando Dios le da la seguridad de que Él se encargará<br />

de proteger a la madre y al niño. Aunque no hay<br />

más que un hijo heredero de las promesas, Dios protegerá<br />

también al hijo de la criada, incluso con un<br />

milagro, y hará de él un gran pueblo. Kl que Dios se<br />

prepare en la raza de Israel al luluro Salvador, no<br />

significa que deje a los demás pueblos al margen de<br />

la salvación. Dios escucha el Uanlo de una criada y<br />

de su hijo, les hace una gran promesa, y abre los ojos<br />

de ella no menos que los del profeta Ahralunn. Dios<br />

no exige ningún título para escuchar el gemido de<br />

los pobres.<br />

El autor sacerdotal (P) tiene su propio modo de<br />

formular la peculiar relación de Dios coi i Ahí n ha i ir.<br />

hizo con él y con toda su estirpe una aliau/ii: le dará<br />

una larga descendencia y será su Dios; como señal<br />

de la alianza deberá observar la circuncisión (cap.<br />

17). Una práctica importantísima para In supervivencia<br />

del pueblo de Israel y de su i'idclidml n Yahvé<br />

en la diáspora, pero que a los no - judíos nos u\silita<br />

intrascendente.<br />

En el capítulo 18 nos encontramos con mi Ynhvé<br />

más cercano que nunca al patriarca Abuilinin vendo<br />

de paso hacia Sodoma, porque n quien- destruirla<br />

sin antes comprobar si la ciudad eMrt l.in<br />

corrompida como cuentan de ella (es un Dios justo,<br />

que no le gusta juzgar de oídas; recordemos lo de<br />

Babel), se deja agasajar por Abraham, le promete un<br />

hijo en recompensa de su hospitalidad, y en aras de<br />

su amistad le revela su plan de destrucción de Sodoma.<br />

Asistimos a la astucia con que el patriarca intercede<br />

en favor de Sodoma, y a la condescendencia<br />

con que Yahvé se deja engañar. Abraham se muestra<br />

como un gran señor, generoso en su hospitalidad,<br />

amante de su familia, y hábil dialéctico. Yahvé se<br />

manifiesta como justo y generoso; pero sobre todo<br />

como buen amigo de los amigos.<br />

El cap. 19 nos ofrecía el contraste entre la<br />

«hospitalidad de Lotyla maldad de los sodomitas». La<br />

perversión de éstos era mayor de la que Abraham<br />

podía sospechar, pero la bondad de Dios atempera<br />

su justicia por encima de lo que Abraham creía posible,<br />

y salva a Lot y a su familia, más allá de lo que<br />

Abraham se había atrevido a pedir.<br />

En 19,30-33 leemos la narración escabrosa de<br />

cómo unas mujeres consiguieron, por un recurso<br />

nada escrupuloso, lo que para ellas era el derecho<br />

más fundamental de toda mujer: la maternidad.<br />

En 21,22-33 Abraham y Abimélec hacen un pacto<br />

en Berseba acerca del derecho a los pozos de agua.<br />

Abraham aparece como un hombre importante, en<br />

cuya prosperidad se manifiesta la bendición de Dios;<br />

un hombre amante de la paz, cumplidor de los pactos,<br />

sagaz en el trato con los hombres como lo había<br />

sido en su diálogo con Dios (cap. 18), y que en su<br />

agradecimiento se acerca a su Dios en el santuario e<br />

invoca su nombre. Un buen modelo para el fiel israelita<br />

y para cualquiera.<br />

Lo del sacrificio de Isaac (cap. 22) es estremecedor.<br />

Nos parece que Dios no puede exigir tanto a un<br />

hombre, ni siquiera de broma y para probarle. Seguramente<br />

en aquellos tiempos primitivos no les parecía<br />

tan mal. De cualquier forma, es una tremenda y<br />

definitiva prueba a la que Dios somete la fe y la obediencia<br />

de Abraham. El patriarca obedece sin intentar<br />

entender, y sin poner en cuestión la bondad de<br />

Dios. Desde entonces es padre de todos los que creen<br />

en la más absoluta oscuridad. Pero el pasaje termina<br />

siendo, a pesar de la primera apariencia, un<br />

gran mensaje acerca de Dios, el cual, aun en los<br />

PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong> 313

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