Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10

El capítulo pertenece a P. Es este autor el que,
basándose en las tradiciones antiguas, tanto orales
como ya escritas en J y E, compone este capítulo, en
el que da su visión de las promesas y actualiza éstas
para el pueblo del destierro y la diáspora, tratando
de sostener en él la conciencia de pueblo de la alianza
y relacionando esta conciencia con la práctica de
la circuncisión.
El capítulo resulta repetitivo y pesado. Esto puede
deberse a diversas manos dentro de la tradición
sacerdotal o simplemente a la pesadez característica
de este autor.
Pero hay un punto en que no se trata sólo de
pesadez. Si suprimiéramos los w. 15-21, las promesas
de numerosa descendencia y de posesión de la
tierra de Canaán y la alianza abarcarían por igual a
los descendientes de Ismael y a los de Isaac. Porque
la señal de la alianza es la circuncisión, y Abraham
circuncida al único hijo que por entonces tenía,
Ismael. Sólo los w. 15-21 se interponen para poner
los puntos sobre las íes, corrigiendo en la medida de
lo necesario el texto anterior: Dios bendice también
a Ismael, lo multiplica, lo hace padre de reyes, pero
la alianza la hace sólo con Isaac. Ahí hay que ver dos
momentos en la composición del capítulo, los dos
dentro de la tradición sacerdotal.
No estamos propiamente ante una narración. No
se relaciona con la situación que vive Abraham. Es
una idea teológica expresada narrativamente con un
mínimo de acciones. Lo único que hace Abraham es:
postrarse en tierra (dos veces: 3 y 17); poner una
objeción en silencio y formular un deseo (17); ejecutar
el mandato (23-27). Todo lo demás es un discurso
de Dios.
1. «Llegó Abram a los 99 años». Sólo P se cree
poseedor de todos los datos sobre la edad de Abram:
12,4b; 16,3.16; 21,5; 23,1; 25,7.20.
«Yo soy El Sadday». No hay una explicación etimológica
convincente de «El-Shadday». Se traduce
de varias maneras, preferentemente «Dios Todopoderoso»
o «Dios Altísimo». Sadday se puede derivar
de una raíz que significa poderío, fuerza, o de otra
que significa altura. Lo más notable es que P dice
que «se le apareció Yahvé», nombre que P suele evi­
tar hasta que Yahvé revela su nombre en el éxodo; es
que así marca dos etapas: una en que el único Dios-
Yahvé se revela sólo como «El-Sadday» y otra en que
da su verdadero nombre, Yahvé. (Ex 6,2 P: «Yo soy
Yahvé. Me aparecí a Abraham [...] como El-Sadday;
pero no me di a conocer a ellos con mi nombre de
Yahvé»). Así se subraya la importancia del nuevo
conocimiento de Dios a través de Moisés.
«Camina en mi presencia y sé perfecto». En todo
el capítulo, en que todo es tan tópico y reiterativo,
esto se dice esta única vez en todo el Antiguo Testamento.
Es difícil entender en qué consiste esa doble
exigencia de Dios. «Caminar», en la forma verbal
hebrea usada aquí, significa el andar de acá para allá
propio de toda vida humana, especialmente la de un
pastor. «En mi presencia», o «delante de mí», significa
«teniéndome a mí siempre delante», «contando
siempre con que yo estoy delante» y te veo. «Sé perfecto»
es la consecuencia: teniendo siempre delante
el espejo de Dios, no se puede sino «ser perfecto». Es
un adjetivo que significa «entero, íntegro, sin mancha
ni defecto (como deben ser los animales de los
sacrificios), sano». Se podría traducir por «perfecto»
o «sin tacha». De Henoc y de Noé se dice que
«caminaron con Dios» (5,22.24; 6,9), que es una imagen
parecida, pero no idéntica (véase el comentario
a esos pasajes).
2. « Yo estableceré mi alianza entre nosotros dos, y
te multiplicaré sobremanera». En este avance del contenido
del capítulo aparece por primera vez la palabra
clave «alianza». La alianza puede entenderse de
muchas maneras. En este caso es un compromiso
que Dios libre y unilateralmente asume, sin exigir
ninguna contrapartida; su compromiso es de multiplicar
la descendencia de Abraham. No se dice que
Abraham deba comprometerse a «caminar en presencia
de Dios y ser perfecto»; acaso se sobrentiende;
en todo caso Abraham se calla.
La alianza se establece sin rito alguno (a diferencia
del cap. 15). Incluso se evita el verbo que describe
tal ceremonia: karat, cortar. Dios «pone en
pie», establece la alianza por su sola palabra.
4-5. Otra vez la alianza se reduce a la promesa de
descendencia, pero dando un paso más: «Llegarás a
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