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Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10

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su padre. Los w. 14-15 se pueden entender, o como<br />

dos pasos sucesivos de un mismo episodio, o como<br />

dos versiones de la misma historia. Si son dos<br />

momentos sucesivos, José primeramente «se echó al<br />

cuello de su hermano Benjamín y lloró, y Benjamín<br />

lloró sobre el cuello de él. Y [después] besó a todos sus<br />

[demás] hermanos y lloró sobre ellos; y después sus<br />

hermanos hablaron con él». Pero pueden ser dos<br />

versiones: en una de ellas José se abraza con su único<br />

hermano de padre y madre Benjamín y llora con<br />

él; en la otra besa a todos sus hermanos por igual y<br />

llora con ellos. En cualquier caso, en la narración<br />

actual llama la atención el lugar aparte que ocupa<br />

Benjamín en el corazón de José. Entonces ya aquellos<br />

que antaño no podían ni saludar a José por envidia<br />

(37,4) se ponen a charlar detenidamente con él.<br />

De nuevo la marcha de los hechos se entorpece.<br />

Después del encuentro, la encomienda y el desahogo<br />

afectivo, sólo quedaba que José despidiera a sus<br />

hermanos, cargándolos de regalos y provisiones, y<br />

que ellos volvieran donde su padre y le transmitieran<br />

el mensaje de José (22-28). Pero en otra versión de<br />

los hechos se creyó que el encargo a la familia de<br />

José de ir a residir a Egipto debía contar con la autoridad<br />

del Faraón (w. 16-21). No se dice que el Faraón<br />

se enteró del deseo de José de que sus hermanos trajeran<br />

a su padre a residir en Egipto y que quiso confirmarlo<br />

con su autoridad. Se dice sólo que se enteró<br />

de que habían llegado los hermanos de José. Da<br />

una orden a José, no confirma la orden dada por su<br />

visir. Pero en la actual forma del texto hay que entender<br />

que, conociendo el deseo de su ministro, al cual<br />

debía agradecimiento por ser quien había salvado a<br />

su reino del hambre, le ordena aquello mismo que<br />

éste había ya dispuesto, dándole rango de decreto<br />

del Faraón.<br />

Como hemos dicho, hay una cierta fricción entre<br />

los w. 17 y 19, ya que en el v. 17 el transporte se ha<br />

de hacer en las bestias propias de los hermanos y en<br />

el v. 19 en los carros proporcionados por el Faraón.<br />

En cuanto a la región en que han de fijar su residencia,<br />

José había hablado concreta y prácticamente<br />

del país de Goshen; el Faraón, más genérica y quizás<br />

más generosamente, de «lo mejor de Egipto», de<br />

modo que puedan comer «lo más pingüe del país».<br />

Tendrán que dejar muchas cosas; no les debe importar,<br />

porque lo mejor de Egipto será para ellos.<br />

Sorprende el que en el v. 21 se diga «Así lo hicieron<br />

los hijos de Israel», no mencionados hasta ahora<br />

con ese nombre. En el mismo versículo es José el que<br />

cumple el mandato del Faraón, proporcionando<br />

carros a sus hermanos. Por su cuenta les da provisiones<br />

para el viaje, y a cada uno de ellos le regala<br />

una muda de ropa exterior (quizás vestidos elegantes<br />

para ocasiones especiales), pero una vez más distingue<br />

a Benjamín dándole cinco mudas y trescientas<br />

piezas de plata (probablemente no plata acuñada,<br />

sino partida en trozos y pesada). Aunque el tipo de<br />

vestido no sea el mismo, el lector no puede menos de<br />

recordar la túnica de José, que fue causa de la envidia<br />

criminal de los hermanos; ahora aquel hermano<br />

da a cada uno un vestido elegante; una vez más se da<br />

un motivo de envidia al distinguir a uno de los hermanos;<br />

pero ahora los hermanos lo tienen asumido<br />

y lo admiten como la cosa más natural. Al padre le<br />

envía grandes regalos y provisiones para el viaje de<br />

vuelta, sobre veinte asnos regalados también por el<br />

mismo José. (No menciona los carros del Faraón).<br />

Otra pequeña fricción se aprecia en el v. 24: «Y<br />

despidió a sus hermanos y se marcharon y les dijo:<br />

"No os excitéis (o: No os alborotéis, no discutáis) por<br />

el camino"». Puede querer decirles: «Viajad sin miedo».<br />

O bien advertirles que no vuelvan a las andadas<br />

de rencillas entre hermanos. Pero es extraño que se<br />

lo diga después que ya se han marchado. El problema<br />

lo resuelven las versiones traduciendo, por ejemplo:<br />

«Luego despidió a sus hermanos, y cuando se<br />

iban les dijo: Viajad sin miedo».<br />

25-28. Lo ocurrido en el viaje de vuelta no interesa:<br />

«Subieron de Egipto y llegaron a Canaán, a donde<br />

su padre Jacob». Lo mismo que José había tenido<br />

prisa de declararse a sus hermanos y de preguntar<br />

por la vida de su padre (45,3), así los hermanos tienen<br />

prisa de comunicar a su padre la gran noticia, y<br />

lo hacen con las menos palabras posibles: «Todavía<br />

vive José y es el amo de toda la tierra de Egipto». Los<br />

hermanos habían quedado mudos ante la declaración<br />

de José (v. 3), ellos que sabían que José no había<br />

muerto sino que había sido vendido a Egipto. Pero<br />

su padre lo había dado por muerto hacía muchos<br />

años; nunca más se había sabido de él. Era imposible<br />

creer que vivía. «Desfalleció su corazón (o «se<br />

PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong> 2.15

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