Para comprender EL LIBRO DEL GÉNESIS - 10
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Se quedó, pues, Isaac en Guerar.<br />
Los nombres del lugar le preguntaron por su mujer, y él dijo: «Es mi hermana».<br />
Es que temía decir: «Es mi mujer», no ruera que lo mataran los nombres del lugar<br />
por causa de Rebeca, porque era de hermosa presencia.<br />
Sucedió, cuando llevaba ya largo tiempo allí, que Abimélec, rey de los rilisteos,<br />
se asomó a una ventana, miró, y he aquí que Isaac estaba solazándose con su mujer<br />
Rebeca.<br />
Llamó Abimélec a Isaac y le dijo: «¿De modo que es tu mujer? ¿Cómo has dicho:<br />
"Es mi hermana?"». Isaac le respondió: «Es que me dije: "No sea que vaya a morir por<br />
causa de ella"». Replicó Abimélec: «¿Por qué nos has hecho esto? Por poco se acuesta<br />
cualquiera del pueblo con tu mujer, y nos habrías cargado con una culpa». Y Abimélec<br />
ordenó a todo el pueblo: «Quien tocare a este hombre o a su mujer, morirá sin<br />
remedio».<br />
Isaac sembró en aquella tierra, y cosechó aquel año el ciento por uno. Yahvé le<br />
bendijo y el hombre se enriqueció, y se iba enriqueciendo más y más hasta enriquecerse<br />
mucho. Llegó a tener rebaño de ovejas y rebaño de vacas y abundante<br />
servidumbre. Los rilisteos le cogieron envidia. (Todos los pozos que habían cavado<br />
los siervos de su padre —en tiempos de su padre Abraham— los habían cegado los<br />
rilisteos, y los habían llenado de tierra). Dijo Abimélec a Isaac: «Apártate de nuestro<br />
lado, porque te has hecho mucho más poderoso que nosotros». Isaac se rué de<br />
allí y acampó en la vaguada de Guerar, y se quedó allí.<br />
Isaac volvió a cavar los pozos de agua que habían cavado los siervos de su padre<br />
Abrah am, y que los fil isteos habían cegado después de la muerte de Abraham, y los<br />
llamó con los mismos nombres que les había puesto su padre.<br />
Cavaron los siervos de Isaac en la vaguada y encontraron allí un pozo de aguas<br />
vivas. Y riñeron los pastores de Guerar con los pastores de Isaac, diciendo: «Nuestra<br />
es el agua». Y llamó al pozo Eseq, porque habían reñido por él. Cavaron otro<br />
pozo, y riñeron también por él: y lo llamó Sitná. Partió de allí y cavó otro pozo, y<br />
ya no riñeron por él: y lo llamó Rejobot, y dijo: «Porque ahora Yah vé nos ha dado<br />
espacio, y prosperaremos en esta tierra».<br />
De allí subió a Berseba. Y Yahvé se le apareció aquella noche y le dijo: «Yo<br />
soy el Dios de tu padre Abraham. No temas, porque yo estoy contigo. Te bendeciré,<br />
y multiplicaré tu descendencia en atención a Abraham, mi siervo».<br />
Y construyó allí un altar e invocó el nombre de Yahvé. Allí desplegó su tienda,<br />
y los siervos de Isaac excavaron allí un pozo.<br />
Abimélec rué a donde él desde Guerar, con Ajuzat, uno de sus ramiliares, y<br />
Pifcol, capitán de su tropa. Y les dijo Isaac: «¿Cómo es que venís donde mí, vosotros<br />
que me odiáis y me habéis echado de vuestra compañía?». Contestaron ellos:<br />
«Hemos visto bien que Yahvé ha estado contigo, y hemos dicho: "Que haya un juramento<br />
entre nosotros, entre tú y nosotros, y hagamos un pacto contigo: tú no nos<br />
162 PARA COMPRENDER <strong>EL</strong> <strong>LIBRO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>GÉNESIS</strong>