LA FASCINACION DEL MAL
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122 / María Susana Cipolletti y Fernando Payaguaje<br />
con sus huesos [utilizándolos como flautas]. Los pedaceé para sacar los<br />
huesos. Esto se ve en las visiones. Soplaba, y mandaba a ese wakará.Me<br />
convertía en wakará y me iba [volando].<br />
También cogía al sërá, le sacaba los huesos de las alas, y con ellos<br />
soplaba. Ya estaba muy tomado. Entonces salía de la casa y me convertía<br />
en mawájo pái y me iba [volando]. Mi papá estaba mirándome, y<br />
dijo:<br />
- Cuando tu abuelo hizo esto, lo mataron -<br />
Por eso mi papá me daba de tomar más yajé para que no vea<br />
más. Y así me dio de tomar, y por eso he alcanzado la edad que tengo<br />
ahora. * Sí, cuando uno ve mucho provoca envidia [en los demás shamanes]<br />
y lo matan.<br />
Y cuando estaba así, vine al Cuyabeno de visita, y regresé [al<br />
Perú]. Y tenía mucho pejí [Brugmansia y Datura sp.] sembrado. Eso me<br />
preparó mi papá, y mi suegra me había dado otro, el wa’i yajé, 7 y lo preparé<br />
muy, muy espeso. Cuando lo revolvía con el dedo se hacían como<br />
canales. Y me daban una taza muy grande. Y bien llena estaba la taza,<br />
cuando la cogía, el líquido me rozaba las uñas. Todo eso tomaba, todo<br />
eso me daba mi papá.<br />
Cuando me daban ganas de vomitar, tenía que vomitar ahí dentro.<br />
No hay que vomitar afuera, sino dentro de la taza. Después de<br />
tomar la mitad del contenido de la taza, empecé a ver visiones. Ya estaba<br />
como borracho. Y luego seguí tomando, hasta terminar. Cuando ya<br />
quedaba poco, con el dedo sacaba el resto. Y luego veía las visiones<br />
como si fuera un escrito [sobre un papel]. Era muy bonito.<br />
Cuando terminé de tomar, mi papá me dio de fumar. Fumé sólo<br />
una vez. Y cuando estaba bastante perdido, puse el tabaco en el suelo.<br />
Sentía que me caía, me acosté en la hamaca, y ya no sentí nada, me<br />
quedé bien perdido. Toda la noche estuve así, y al día siguiente me<br />
quedé en la hamaca. Como a las tres de la tarde me levanté a orinar.<br />
Pero no podía ver, por eso mi papá me había conducido afuera para<br />
orinar. Cuando volví me acosté otra vez y me quedé dormido. Y en ese<br />
momento ví a los watí. Y luego, bien tarde, me levanté y ya veía bien.