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LA FASCINACION DEL MAL

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90 / María Susana Cipolletti y Fernando Payaguaje<br />

desempeñar sus funciones). Si acepta el reto, el animal lo ataca y descuartiza<br />

o lo devora, lo digiere y luego lo defeca. En ambos casos sucede<br />

lo que conocemos de tantas tradiciones siberianas: a partir de los trozos<br />

del cuerpo, éste vuelve a recomponerse, pero, a diferencia de ellas,<br />

no en su forma humana sino como jaguar. Luego de esta primera transformación<br />

puede transformarse por decisión propia.<br />

El shamán es elegido además como esposo por un jaguar-hembra,<br />

con la que mantiene relaciones sexuales y con la que incluso procrea<br />

hijos. Debe proveerla de alimento y le entrega el primer animal<br />

cazado de cada especie - los que caza posteriormente son para su esposa<br />

humana. Es decir que desde su perspectiva shamánica, la familia<br />

humana ocupa un segundo lugar en las obligaciones de la reciprocidad.<br />

El kuraka de recta conducta debe resistir las múltiples tentaciones<br />

que emanan de los tigres: ante todo, la invitación a la comida en común,<br />

a través del ofrecimiento de piña (ananá) que es, en realidad, carne<br />

humana. O su intento de compartir con él la hamaca. Aceptar compartir<br />

el alimento o la hamaca con los tigres convertiría al shamán en caníbal,<br />

en un devorador de sus aliados. Un shamán que no puede resistir<br />

la fascinación que emana de los tigres transmitirá además una enfermedad<br />

que presenta los síntomas de la epilepsia y que emana de los tigres.<br />

El tema de los objetos obtenidos en el mundo superior y en el<br />

inframundo es un tema central en el shamanismo secoya. A diferencia<br />

de otras sociedades, en las que la entrega de estos objetos sucedió una<br />

vez en el pasado, para los secoya este sigue siendo un don que se da<br />

actualmente. La posesión de estos objetos juega un papel decisivo en la<br />

legitimación del shamanismo. Fernando se refería a menudo a plantas e<br />

instrumentos musicales (flautas) obtenidos en el mundo superior. Su<br />

padre obtuvo en el cielo una planta que atrae a los peces (wa’í mañá).<br />

Además, de los Umejatsiáya pái. una de las sociedades que habitan en<br />

el mundo superior, obtuvo una caña brava, con la que hacían lanzas<br />

que daban siempre en el blanco. Con la muerte de su dueño, sus parientes<br />

dejaron morir ambas plantas, como es habitual con respecto a las<br />

posesiones de un difunto.<br />

Anteriormente, Fernando se refirió al destino de los muertos en el<br />

mundo superior, en lo siguiente, se refiere al destino postmortem de los<br />

shamanes: éstos no mueren sino que se transforman en watí y se desplazan<br />

continuamente por el aire. Este hecho lo relaciona con el futuro:

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