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LA FASCINACION DEL MAL

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La fascinación del mal: Historia de vida de un Shamán Secoya / 23<br />

todos los secoya, pero a los que él agregaba un personaje desconocido<br />

para ellos. Un ejemplo es el conocido relato del origen del sol a partir<br />

de un niño que fue quemado y ascendió transformado en el sol (ësë).<br />

Fernando agrega otro suceso: un hombre pide posteriormente que lo<br />

quemen, y cuando se lo obedece asciende también al cielo, convertido<br />

en Wañë, un segundo sol, que es invisible para el ojo común y sólo es<br />

visto por los shamanes. (Tanto del sol como del “segundo sol”, Wañë,<br />

provienen las flechas que se hallan dentro del cuerpo del shamán y que<br />

son vehículos del daño).<br />

Otra forma de señalar su condición shamánica es la introducción<br />

en el relato de una o más breves afirmaciones atribuidas a una deidad,<br />

que fundamenta con sus palabras la actividad shamánica. La totalidad<br />

de lo existente ha sido creado por Nañë, a quien Fernando atribuye<br />

informaciones escuetas pero decisivas. En breves diálogos sucesivos<br />

con distintos seres míticos, Nañë les anuncia: “Y sólo los que toman<br />

yajé [Banisteriopsis sp., una planta alucinógena] lo verán a usted”, o<br />

refiriéndose a los restos de un árbol derribado en el tiempo mítico, que<br />

dio origen a los ríos amazónicos: “Solamente los que toman bastante<br />

[yajé] lo podrán ver”. El shamán, entonces, hace hincapié en el papel de<br />

Nañë en instaurar una realidad que no es la visible diariamente; tema<br />

que ha sido tratado con más detenimiento en otro lugar (Cipolletti<br />

1992: 17 ss.).<br />

Lo mencionado anteriormente muestra la diferencia existente en<br />

el manejo de la tradición oral por shamanes y quienes no lo son, pero<br />

también la edad, el sexo, la situación familiar y social de una persona<br />

determina en parte qué y cómo cuenta. Escuché de mujeres jóvenes,<br />

recién casadas y que viven en casa de sus suegros, relatos que el anciano<br />

shamán nunca contó, seguramente porque expresaban preocupaciones<br />

que no eran las suyas. Incluso es probable que no los conociera<br />

o los conociera de forma sumaria.<br />

Algunos textos son contados de forma idéntica por todos los<br />

relatores, pero la interpretación del shamán con respecto al texto es<br />

diferente. Un ejemplo es del origen de las fórmulas (sa’iyë) que se pronuncian<br />

para alejar a los watí y otros seres amenazantes, generalmente<br />

cuando se duerme en la selva. Según el relato, un cangrejo de río, agra-

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