LA FASCINACION DEL MAL
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182 / María Susana Cipolletti y Fernando Payaguaje<br />
una persona, para que los otros kurakas lo puedan curar. Y aunque le<br />
pase la flecha más lejos, como a un metro y medio, le viene a caer [el<br />
daño]. Es como un cartucho que tiene muchos perdigones. Y con eso la<br />
persona ya enferma.<br />
* Mi abuela también era kuraka, y veía todo: a los watí, se transformaba<br />
en tigre. Y la hija de ella era así también. Pero no sé si le hizo<br />
daño a la gente, no sé. Ella dirigía cuando tomaban yajé, igual que un<br />
hombre. Igualito. Andaba por la casa cuando estaban tomando y cantaba.<br />
De la misma manera que hacen los hombres.<br />
Mi mamá era igual, como mi papá le había dado de tomar también<br />
sabía. Y su mamá llamaba a las huanganas del monte cuando<br />
tomaba yajé. Mi papá me contó que antes las mujeres que vivían por el<br />
Napo y el Aguarico eran así. No todas las mujeres, las que no querían<br />
tomar eran como cualquier persona, no sabían nada. Pero las mujeres<br />
que querían tomar, querían ver, ellas sí, eran lo mismo [que los kurakas<br />
hombres]. De la gente Payaguaje y la gente Piaguaje.<br />
Mi abuela era también kuraka, y habían hecho una casa pequeña,<br />
porque recién habían ido a vivir allí, era por el Aguarico. Habían<br />
dejado árboles sin tumbar cerca de la casa.<br />
A la tarde, el sobrino de ella se había ido a bañar, y como venía<br />
viento, le dijo:<br />
- Viene viento, entre en la casa, mamá - (Como siempre, los parientes<br />
le dicen mamá y papá a los abuelos).<br />
Ella estaba dando de comer a unos pajaritos, los séu, mochileros.<br />
Les estaba dando de comer para que pudieran irse a dormir. 41 Los<br />
demás le decían que entrara a la casa, pues había un viento fuerte. El<br />
otro hijo de ella estaba herido porque se había disparado en la pierna<br />
con municiones, y no podía andar. Estaba en la hamaca, acostado, y<br />
cuando vino mucho viento y oyó al otro hermano llamar: “Mamá”,<br />
salió a ver. En eso se cayó un árbol con el viento, y ella gritó “Salgan<br />
todos”. Ella solita hubiera podido salvarse, pero como quería salvar<br />
también a su hijo, quiso detener el árbol, y el árbol aplastó la casa, y los<br />
mató, a ella y al hijo.