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LA FASCINACION DEL MAL

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140 / María Susana Cipolletti y Fernando Payaguaje<br />

Y cuando estábamos terminando de descuartizar [a las huanganas]<br />

vino un viento tremendo, un huracán. Y comenzó a soplar fuertísimo.<br />

Había una mata de balsa, una mata pequeña, el viento la había<br />

arrancado de raíz y había ido a parar a unos dos metros de distancia,<br />

había corrido así, parada, y luego había caído. La gente miraba con un<br />

poco de miedo, entonces yo les conté:<br />

- No digan nada, no griten, esto no se hace por sí sólo, sino [por]que<br />

estas huanganas no son de aquí, son de muy lejos. Han venido porque<br />

han sido llamadas -<br />

Así les expliqué. Y la gente no decía nada, no gritaba. Y el viento<br />

había pasado. Y luego hemos recogido leña para ahumar.<br />

Esas huanganas tenían la cabeza grande, y [la] parte de la nariz<br />

un poco larga. Se llaman tëyerë sensé. * Venían de okó tëpë. 35<br />

Seguía tomando, cogía yajé, pero no era muy fuerte, emborrachaba<br />

mal. Como yo ya sabía, me daba cuenta. Luego encontré un yajé<br />

bueno y lo sembré, y ese tomaba. * No, no encontré en el monte. 36 En<br />

las visiones había cogido yajé, me regaló una persona del cielo, un<br />

wiñáo wái. * Una persona del cielo. 37 Me regaló eso, y lo sembré y lo<br />

crié. Eran bejucos pequeños, pero aunque se cocinara poco era muy<br />

fuerte. Lo tenía sembrado cerca del río, en una creciente hubo un<br />

derrumbe y se llevó todo. Pude coger un poco y volver a sembrar.<br />

Algunos sionas no tenían yajé fuerte, o tenían poco. Me robaron lo que<br />

yo tenía sembrado y lo trajeron para acá, a Campo Eno. Por eso ellos<br />

tienen ahora ese yajé.<br />

En esa época llegó el misionero [del Instituto Lingüístico de<br />

Verano] Orville Johnson. Vivíamos en Puerto Bolívar, y yo había bajado<br />

hacia la bocana del Cuyabeno, para vivir allí. Había hecho unas chacras,<br />

y cerca estaban los militares. Ese día habíamos oído el ruido de un<br />

avión. El ruido venía de abajo [río abajo] y los militares decían:<br />

- Ahí vienen los peruanos a atacar -<br />

Y habían cogido sus fusiles, y estaban esperando [risas]. Y a uno<br />

de ellos le ordenaron que mirara con largavistas los números del avión.<br />

Entonces habían visto que no era peruano, era otro avión. Y ya vieron

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